Novak Djokovic (1°) recibió la noticia que no deseaba: su visa de ingreso a Australia fue cancelada y deberá tomarse un avión de regreso el jueves. El gobierno australiano no le dejó poner un pie en su país porque fue insuficiente la documentación médica que acreditó para acogerse a la exención sanitaria que le concedió el estado de Victoria, a donde pertenece Melbourne, la ciudad que alberga el Australian Open.
De cumplirse lo dispuesto, Nole no podrá disputar el primer Grand Slam de la temporada, certamen que conquistó en 9 oportunidades. Además, perderá los 2000 puntos logrados el año pasado con la obtención del título.
Según el diario local The Age, Djokovic no pudo demostrar el o los motivos por los cuales merecería la exención médica, no por no estar vacunado contra el covid-19. El tenista balcánico nunca especificó si está inoculado o no contra el virus calificado como pandemia. Todas estas idas y vueltas son propias de una novela de suspenso, que tiene en vilo no solo al mundo del tenis.
Sintetizando se puede hacer una lectura: el gobierno nacional tomó la decisión pasando por encima de las autoridades regionales. Scott Morrison, el Primer Ministro de Australia, entró en acción y dejó clara su postura previamente, anticipando el desenlace: “Djokovic estará en el próximo avión a su casa” en caso de no presentar los papeles requeridos en orden. No fue tan preciso el primer mandatario ya que no será el primer vuelo, lo que le da tiempo el astro serbio para que pueda revertir el asunto a través de sus abogados.
La organización del Australian Open también jugó su papel, presionando para que Djokovic pudiera estar presente en el torneo que comenzará dentro de 12 días. Parecía que iban a contar en su main draw con el número 1 del ranking ATP, pero las chances se van esfumando.
En mi opinión personal, cada país impone sus leyes y los extranjeros deben acatarlas si desean visitarlo, se llame como se llame cada uno. En este caso particular, creo que Djokovic se aferró a una normativa que le permitía arribar a Australia y la tomó. Es jugador de tenis y su intención era ( o es) competir en un certamen en ese territorio. Como crítica, tal vez debió exhibir sus cartas antes y decir en su momento si está vacunado contra el coronavirus o no. O haber ordenado los requisitos médicos solicitados, que no resultaron suficiente. El covid-19 es considerado un tema delicado a nivel mundial desde marzo de 2020.
De lado del gobierno de Australia debieron manejar mucho mejor la cuestión, con más altura. Impusieron sus reglas en su lugar, no se discute, pero les faltó claridad y timming para eludir este escándalo. Son grandes responsables y quedaron muy mal parados a mi criterio. No quiero exagerar empleando la palabra tristeza, pero todo este culebrón era evitable y lo que está transitando Djokovic, aún con sus errores, es realmente innecesario.