Jeanie Buss, presidenta y propietaria mayoritaria de Los Ángeles Lakers, decidió romper el silencio y denunció que, durante una reunión entre dueños de equipos de la NBA, alguien le tocó el trasero.
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La californiana de 62 años concedió una entrevista a Graham Bensinger y entre varios de los temas que abordó, confesó una situación desagradable que le tocó enfrentar durante una reunión donde participaron todos los propietarios de las franquicias que compiten en la NBA.
“Mientras estábamos esperando, tomando un descanso en una reunión y todo el mundo estaba haciendo fila para acceder al buffet durante la pausa del almuerzo, alguien me agarró el trasero. Me di la vuelta y me quedé muy sorprendida. Fue como, de nuevo, si no tuviera la confianza que mi papá puso en mí”, expresó.
Sin embargo, la californiana no se atrevió a revelar el nombre del infractor quizá por temor a represalias legales, pues no existe evidencia del manoseo del cual fue objeto y sólo su palabra podría respaldarla en la Corte.
Lo contrastante de la confesión de Buss es que presuntamente los directivos de la NBA han manifestado su profundo rechazo a la violencia de género y su cruzada permanente por promover la igualdad y la inclusión.
De hecho, cuando algún abuso por parte de un miembro de algún equipo de la NBA ha salido a la luz, de inmediato se han tomado cartas en el asunto para sancionarlo.
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De haberse conocido el nombre de quien le realizó el tocamiento indebido a Jeanie Buss hubiera sido un auténtico escándalo de repercusiones inimaginables para su franquicia, pues un propietario con esos malos hábitos quizá no hubiera tenido cabida en la liga de baloncesto más competitiva a nivel global.
Lo cierto es que la presidenta de los Lakers tuvo en sus manos la oportunidad de exigir ser respetada, pero por pudor o miedo no se atrevió a denunciar en tiempo y forma a su presunto agresor.