Madrid (EFE) – La estadística de
Zinedine Zidane como entrenador del
Real Madrid es demoledora. Un título cada 19 partidos. El último, el undécimo de un técnico que va lanzado hacia el techo que marca
Miguel Muñoz con catorce, es una Liga de autor. La competición más valorada por el francés en la que, más que nunca, tomó decisiones drásticas y evolucionó tácticamente.
Ganar LaLiga con el jugador que debía liderar el proyecto,
Eden Hazard, lesionado en gran parte de la temporada y decidiendo dejar de contar con jugadores del peso de
Gareth Bale y
James Rodríguez pone en valor la tarea de Zidane. Un gran gestor de grupos. El técnico que sigue teniendo la figura de la leyenda futbolística que fue para tener calado en un vestuario de estrellas. Un tipo honesto que llega con su mensaje.
Zidane, en su segunda Liga, ha sido mucho más. Entendió que la fórmula de la primera ya no tenía validez. Aquel ‘plan b’ y rotaciones en masa, jugándose la competición en partidos decisivos con integrantes de la segunda unidad, no servía en la actual plantilla. En ella sigue teniendo máxima importancia la vieja guardia y hay una gran diferencia de edad a esos jóvenes talentos a los que ha sabido sacar provecho.
El papel imprescindible del uruguayo
Fede Valverde con un despliegue físico que cambió la cara del Real Madrid en cuanto se convirtió en titular. La aparición del brasileño
Rodrygo como valor de presente y futuro con el don del gol a sus 19 años. La aportación al crecimiento de su compatriota
Vinicius con la obsesión de mejorar su definición hasta que marcó en un clásico con tintes decisivos.
En el debe de Zidane también quedan ciertos casos. Especialmente el de un jugador al que pidió con insistencia, el serbio
Luka Jovic, y al que nunca dio continuidad. No lo probó con
Karim Benzema porque no creyó en ello y los 60 millones de euros invertidos son una losa con el rendimiento de su primer año.
También el riesgo innecesario de dejar salir a Odriozola en el mercado invernal, justo en el momento que le llegaban partidos de Copa del Rey. Sin un sustituto natural cuando se presentó algún problema físico o de sanción con Dani Carvajal tuvo que improvisar con jugadores fuera de posición como Ferland Mendy o Lucas Vázquez. Con Bale y James tuvo más razones para tomar sus decisiones. Sin verlos con la implicación que cree necesaria para aportar al equipo.