Aunque Giovani Álex dos Santos Ramírez nació en Monterrey hace 30 años, su padre siempre tuvo muy claro que le iría acomodando el camino a lo largo de su vida para convertirlo en un crack del fútbol.
De origen brasileño, Geraldo Francisco dos Santos Javier, mejor conocido como “Zizinho”, es el progenitor de Gio como popularmente se le conoce. En la década de los 80s llegó a México para jugar en el medio campo del Club América, donde se terminó por convertirse en estrella y aunque también jugó para León, Necaxa y Monterrey, con las “Águilas” fue donde mejor lució e incluso se retiró defendiendo los colores americanistas en 1991.
De ahí en adelante, “Zizinho” se consagró en cuerpo y alma en sus tres hijos: Éder, Giovani y Jonathan dos Santos. Su misión consistió en mudarse a España para que sus vástagos ingresaran a la cantera del Barcelona, pero sólo dos de ellos terminaron por debutar con el equipo blaugrana, ya que a Éder, el mayor de los tres, no le alcanzó su nivel futbolístico.
Luego de militar desde los 12 años en las categorías del Barcelona, Giovani dos Santos debutó en la liga española en el 2006 y curiosamente lo hizo como relevo de Thierry Henry. Su habilidad para conducir el esférico en el mediocampo blaugrana hizo soñar a los aficionados catalanes y a la prensa ibérica en que el jugador mexicano podría convertirse en crack. Sin embargo, Gio terminó por perderse en su propio laberinto al creer que para jugar bien en la cancha ya no era tan necesario entregarse al máximo en las sesiones de entrenamientos, a las cuales por cierto llegó a ausentarse.
La vida no tardó en cobrarle la factura al mexicano y en junio del 2008 fue traspasado al Tottenham Hotspur de la Premier League de Inglaterra. Ese mismo año, fue captado afuera de un bar en estado de ebriedad e incluso en una fotografía se apreciaba como el personal de seguridad lo trataba de incorporar ante el mal estado que presentaba. Nuevamente, Giovani fue cambiado de club y, aunque de manera temporal, fue enviado al Ipswich Town de la Football League Championship, segunda división inglesa.
En el 2010, Frank Rijkaard, el técnico que lo debutó en Barcelona, trató de ayudar a que el mexicano recompusiera su camino en el fútbol y lo llevó al Galatasaray Spor, de la Superliga de Turquía, pero la realidad demostró que, aun cuando el medicampista mejoró un poco, estaba lejos de recuperar el nivel competitivo que llegó a tener.
De ahí en adelante, Giovani dos Santos se convirtió en un peregrino del balompié que pasó por el Racing de Santander, en el 2011; por el Mallorca, en 2012; por el Villarreal, en 2013, y hasta que encalló en Los Angeles Galaxy, en 2015.
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— Club América (@ClubAmerica) July 8, 2019
A lo largo de estos años, de la misma forma en que a nivel de clubes mermaba el nivel competitivo de Gio, su indisciplina fue saliendo a la luz. Ya sea en las playas de Acapulco o en el propio vestidor de la Selección Mexicana, el mediocampista evidenció su gusto por el alcohol logrando convertirse en el centro de atracción de revistas que ligaban su indisciplina con el fútbol. En el 2011, hasta se llegaron a publicar unas fotografías donde el jugador aparecía desnudo y que supuestamente dos Santos le había enviado a la cantante mexicana Belinda.
Una vez consumado su fichaje a la Major League Soccer se llegó a creer que el jugador había superado sus problemas y la debilidad por las fiestas. No obstante, algo extraño sucedió, pues la directiva decidió prescindir de sus servicios e incluso aceptó continuar pagándole su salario.
Hace unos días, Gio llegó aun acuerdo para reforzar al Club América como única alternativa para continuar su carrera en el balompié y esto se logró por la relación que alguna vez cultivó su padre con el equipo mexicano, más que por el nivel competitivo del futbolista. Además, se filtró la información de que el futbolista llega condicionado a resultados y con un salario muy inferior al que percibía en la MLS.
Habrá que esperar para saber en que termina la novela de Gio en América, un club donde la indisciplina no se tolera y el mejor ejemplo se refleja con el técnico Miguel Herrera, quien para dirigir al equipo tuvo que desprenderse de su carácter explosivo e incluso hasta dejó en el armario sus coloridos trajes que lucía en otros clubes. Algo similar le ocurrió al estratega Antonio Mohamed, quien, en su momento, tuvo que alinearse a las reglas del conjunto de Coapa.
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