“Y el 9 pa’cuándo”
La Selección Mexicana pasa tal vez, o sin tal vez, por el peor momento de confianza pública desde la llegada del “Tata” Martino a su conducción.
- ‘Se les dijo, se les advirtió’ del buen comienzo del Chicharito
- El repunte del ‘Chicharito’ con el LA Galaxy
- Captan al Chicharito Hernández con quien parece ser su nueva conquista (Video)
- Los mejores shows deportivos
Derrota en la final de la Nations League ante el rival de todas las horas y se hicieron comunes los desencuentros a nivel de conceptos entre el técnico argentino y una parte importante de la prensa “especializada”, que cubre a la más lucrativa de las selecciones del mundo.
Para peor, la que parecía eterna tranquilidad que asfaltaba el paso del Tata camino a Qatar 2022 conduciendo a la “máquina de fútbol” mexicana, se acabó de dinamitar con dos ingredientes más que explosivos, empate “amistoso” ante Honduras y la negativa de Martino a convocar a “Chicharito” Hernández, quien después de un par de años de “vacaciones”, parece haberse enamorado, otra vez, del fútbol y del gol en la MLS.
Algunos de los más extremistas han llegado a manifestar de que con Osorio la cosa se veía mejor. Otros más nacionalistas que los anteriores, sentimiento que es muy “oportunamente” productivo exhibir en horas de fracasos extranjeros, llámense entrenadores o jugadores, parecen encontrar la solución a todos los problemas, en la inmensa capacidad demostrada por Jimmy Lozano al mando de la Sub-23.
Ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no alumbre, el problema merece un análisis más profundo, tanto de lo hecho por Martino hasta hoy, considerando los resultados, pero también la idea que el entrenador le imprime o no al equipo, como darle una mirada la misma historia de la Selección Mexicana.
Ah la historia, “este Leo siempre nos sale con la historia porque su selección si la tiene”, pero pregunto, ¿Qué otra herramienta tenemos para saber lo que somos como selección, o inclusive como sociedad, si no vamos a las páginas de la historia?
Comencemos por evaluar lo hecho por el Míster, los números de la foto familiar señalan un porcentaje positivo demoledor. Ahora acerquemos un poco más la imagen y revisemos los grandes partidos, goleada recibida ante Argentina, victoria de visitante ante Holanda y derrota ante Estados Unidos por un gol, en el encuentro que su capitán, Guardado tuvo el empate y lo desperdició.
Es justamente esa derrota la que deja un terrible mal sabor, pero ahora entremos en lo que a veces olvidan de analizar los “especialistas” y los nacionalistas, la idea original de juego, sus variantes y la compatibilidad de ellas con el talento y la idiosincrasia del jugador nacional.
En ese rubro creo, el proceso de Gerardo ha dado en general una mejor y más definida imagen de aquella foto que nos entregaba su antecesor, Juan Carlos.
Un equipo que, hasta la perdida por grave lesión de Raúl Jiménez, jugaba con cuatro en el fondo, tres hombres en el medio y tres delanteros, que, de forma muy cómoda, recogía sus alas, Lozano y “Tecatito” o Antuna, para reconvertir a cinco en el medio inmediatamente después de perder el balón.
Un tránsito rápido de la zona dos del terreno, llegando por fuera buscando a sus hábiles, o con una estación corta de posesión en los medios interiores para volver a abrir, generar y definir en los pies del matador de turno o alguno de los aleros que también tienen capacidad de definición.
La lesión en el cráneo de Jiménez pareció haber afectado también la base de datos del equipo nacional. A raíz de esta gran ausencia el estratega buscó variantes que le permitieran llegar a los de arriba más y mejor acompañados. Fue 3-4-3 la figura que muy esporádicamente se modificó a 3-5-2.
Los aspirantes de carrileros no dieron grandes resultados y casi siempre sumaron numéricamente, pero no en la producción, ni de espacios, ni de situaciones de gol. Jorge Sánchez es la evidencia mayor de incapacidad en ese aspecto, así y aún después de regresar a veces a 4 en el fondo, México se convirtió en predecible y por ende sin pegada, solo algunas apariciones de Laínez y el Chucky le dieron algo de fantasía.
Todo esto desembocó en la última semana en un empate gris ante una muy táctica y respondona Honduras, lo que hizo muchas más fuertes las críticas y el pedido, casi desesperado, de volver a llamar a Chicharito, ya sea por parte de los “especialistas” con razón, o de los nacionalistas para bloquear la llegada de otro naturalizado al Tri, ante los fuertes rumores de que Funes Mori aparecerá en la pre lista de Copa Oro.
Ahora entremos en la parte histórica para saber a lo que normalmente podemos aspirar, con la humana ambición de mejorar, de cara a la próxima Copa del Mundo, previo paso por el purgatorio de la eliminatoria CONCACAF.
¿Donde descansan las pretensiones de algunos “especialistas” y muchos nacionalistas de ver a una selección tricolor, no solo disputando el quinto partido, sino además de remarcar la obligación de que ya es hora de pelear por la gloria con los grandes, si realmente nunca alcanzaron el “bendito” juego, a no ser cuando jugaron de local?
Yo le cuento, aunque usted se enoje, en que hay una maquinaria promocional mediática que para mantener los ratings y vender caros anuncios publicitarios alrededor de un producto que es genérico y no de verdadera y reconocida marca, está obligada a hacerle creer a una gran masa de público de los dos lados del Rio Bravo, de que “somos potencia” muy cerca de Brasil, Alemania, Argentina y hace rato muy por encima de Uruguay o la misma Colombia, sin siquiera analizar que no tienen un jugador que podría hipotéticamente ser titular en algunas de estas selecciones.
Martino ha llevado un proceso serio, por eso no recibirá a Javier Hernández de regreso hasta que no se disculpe de una grave falta disciplinaria, perjudicado en lo deportivo por la ausencia de Raúl en ataque y la confirmación de que Pulido y Martin son medio pelo.
Por eso la pregunta y la inmediata conclusión, ¿y el 9 pa’cuándo?, si no se recupera Jiménez y a pesar del gran trabajo del Tata, en la próxima Copa del Mundo el Tri seguirá navegando entre sus sueños “chin9ones” y eternos fracasos.
Abrazo de gol
Leo Vega