La campeona que encontró una segunda vida en la jaula
Kenia Enríquez tenía solo 13 años cuando descubrió el boxeo. Lo que comenzó como una forma de canalizar energía se transformó rápidamente en un estilo de vida. Su papá la llevó al gimnasio buscando darle un espacio donde pudiera enfocarse, y en menos de dos semanas ya estaba peleando por primera vez. “Pensaba que era como pelearte en la escuela… pero no, no era lo mismo”, recuerda con humor.
Ese inicio impulsivo la llevó a construir una trayectoria admirable: 28 victorias y apenas una derrota, un récord que ella misma reconoce con sorpresa cuando lo oye en voz de otros. A lo largo de sus años en el ring, desarrolló un estilo propio: dinámico, técnico, con capacidad de adaptación y alejándose del típico boxeo frontal y agresivo que caracteriza al estilo mexicano.
Sin embargo, tras años de disciplina y dedicación, llegó un punto en el que su carrera, pese a su éxito, comenzó a toparse con límites que no dependían de ella.
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La transición a la MMA: Una nueva oportunidad
A pesar de sus éxitos en el boxeo, Enríquez vivió un estancamiento que la llevó a tomar una decisión que cambió su carrera. Pasó ocho años como campeona interina en dos divisiones, esperando la oportunidad de disputar el campeonato absoluto. Esa pelea nunca llegó.
“Me cansé de tener esa esperanza”, afirma sin rodeos. Fue entonces cuando decidió aceptar una oportunidad en las artes marciales mixtas, un terreno completamente distinto.
El cambio no fue sencillo. Tuvo que reprogramar su mente para aceptar una violencia diferente, en la que caerse al piso no significa pausa, sino el inicio de otra batalla. Adaptarse al Jiu-Jitsu, a las sumisiones y al combate cuerpo a cuerpo fue un reto profundo.
“Lo primero fue entender que el suelo estaba bien, que también tiene reglas”, explica.
En su afán por aprender, incluso compitió en un torneo de Jiu-Jitsu mientras estaba en campamento. No ganó, pero para ella ese paso fue significativo: “¿Quién puede decir que compite en pleno campamento? Me gustó la experiencia”.
Desde entonces, Enríquez ha alternado campamentos de boxeo y MMA, demostrando que su capacidad de adaptación va más allá del discurso. Jamás ha dejado de boxear, pero ahora enfrenta ambos mundos con una ambición clara: destacar en los dos.

Una peleadora “4×4”: estrategia, técnica y el aprendizaje constante
Si hay una forma de describirse a sí misma, Kenia no duda: “Soy una cuatro por cuatro”. Esa etiqueta resume su visión versátil del combate. Desde el boxeo ya demostraba que podía desplazarse, controlar el ring, ajustar su estilo y adaptarse a las circunstancias. Ahora, en la jaula, todo eso se potencia.
Sobre su pelea más reciente frente a Hannah Proviscov, lo resume con una mezcla de simplicidad y precisión:
“Me aprendí tres patadas, las hice muy bien, doblé a mi rival y luego usé lo que mejor me sale: el boxeo.”
Lo dice con ligereza, pero detrás hay un proceso técnico exigente. Para esta etapa de su carrera, Enríquez ha incorporado entrenamientos de pateo, sesiones dobles de Jiu-Jitsu y un análisis más profundo de sus rivales. Su objetivo no es solo competir: es evolucionar.
Ahora se prepara para regresar a la jaula en marzo con Combate Global. Su rival aún no está definida, pero eso no le preocupa. Prefiere enfocarse en su propio progreso: “Me preocupo más por lo que estoy haciendo yo. Para cuando llegue mi rival, ya estaré preparada.”
En paralelo, planea integrarse nuevamente con su equipo en Guadalajara, bajo la guía del entrenador Gokú Arana, para continuar puliendo detalles.
Metas grandes, miedos reales y un mensaje que busca trascender
Aunque su trayectoria está marcada por triunfos, Kenia también reconoce sus temores:
“Mi mayor miedo es perder… y no cumplir mis metas.” Después de consolidar un récord casi perfecto en el boxeo y mantenerse invicta en MMA, es natural que la presión exista. Aun así, esa misma presión se convierte en impulso: su gran ambición es convertirse en campeona mundial en ambas disciplinas. “Quiero ser campeona de artes marciales también, no solo del boxeo.”
A nivel personal, su visión del éxito ha cambiado: ya no se trata solo de títulos, sino de vivir tranquila, aprender todos los días y dejar un impacto en quienes vienen detrás, especialmente en las niñas y jóvenes que sueñan con convertirse en peleadoras.
Sobre el crecimiento de la MMA femenil en México, Enríquez destaca el surgimiento de nuevas figuras y el fortalecimiento del talento nacional. “Me gusta ser parte de la historia. Soy la primera campeona mexicana de boxeo que transiciona a la jaula.”
Finalmente, deja un mensaje contundente para todas las mujeres que quieren intentar la MMA:
“Que se animen. No pierden nada. Conocerse a una misma se siente bien. Y ver hasta dónde puedes llegar… está increíble.”
Convencida de que su camino apenas comienza, Kenia mira hacia el futuro con claridad: quiere volver al boxeo en 112 o 115 libras y, al mismo tiempo, escalar posiciones en MMA hasta conseguir ese título que sueña. Su objetivo es ambicioso: ser campeona en dos deportes profesionales al mismo tiempo, un logro que pocos atletas en el mundo pueden presumir.
Ve la entrevista completa a Kenia “Mexican Queen” Enriquez AQUÍ:
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