Atalanta ofreció quizá el mejor partido en los últimos cinco años, y eligió como escenario el mítico Anfield Road para dejar al borde de la eliminación a un Liverpool irreconocible y con un Klopp que nunca encontró la forma de competir ante los italianos
Pocas derrotas tan escandalosas se recuerdan del Liverpool en Anfield. Pocas tan claras y tan merecidas como la de este jueves. Una derrota para que los aficionados ‘Reds’ se llevaran las manos a la cabeza y para que muchos de ellos abandonasen Anfield varios minutos antes de que acabara el encuentro.
Gianluca Scamacca abrió la cuenta goleadora al rematar un pase atrás de Davide Zappacosta, otro que dejó mucho que desear en Londres, en este caso en el Chelsea. El gol tuvo mucha responsabilidad de Kelleher, que, siendo sinceros, se lo tragó.
El delantero italiano, remató a la red un centro de Charles De Ketelare, Atalanta ya ganba 2-0, en teoría inferior a los Reds ponía contra las cuerdas al gran candidato pero todavía faltaba más y Mario Pasalic empujó a la red un mal despeje de Kelleher para sellar el 3-0 y dejar pocas opciones para el Liverpool, reducidas prácticamente a cero.
Atalanta aprovechó el regalo de Liverpool
Fue, sin duda, la peor noche europea de los ‘Reds’ desde que Jürgen Klopp llegara en 2015. Les deja a la espera de un milagro en Italia para pasar en semifinales, de una remontada similar a la lograda en 2018 contra el Barcelona en la semifinales de la Champions League.
En aquella noche de mayo, contaron con la ventaja de jugar en Anfield, esta vez, tendrán que hacerlo en territorio enemigo. El más difícil todavía para tratar de despedir a Klopp de la mejor forma posible.
