En una época en que el deporte necesita atraer a sus fans a comprar eventos de PPV o suscripciones de streaming para ver a sus atletas y equipos favoritos en lo que termina la pandemia del Coronavirus, el boxeo y algunos promotores acuden a actos de circo para atraer esa audiencia, como la cartelera que estelarizará el influencer Jake Paul.
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Ese es el caso de Paul y la cartelera a celebrarse en Atlanta el sábado 17 de abril, en donde estelarizará ante el ex artemarcialista Ben Askren. En esa misma cartelera, el ex campeón mundial Regis Prograis chocará ante Ivan Redkach en la pelea de semifondo.
¿En serio?
Un vistazo a la fugaz visita de Paul en el boxeo refleja que ha tenido tres “combates”: debutó en enero de 2020 al enfrentarse al también influencer de Youtube, AnEsonGib, a quien derrotó por nocaut en dos asaltos. Luego enfrentó al ex NBA Nate Robinson, a quien superó por la vía rápida en dos asaltos en un combate que sirvió de preámbulo a la exhibición de Evander Holyfield y Mike Tyson.
Askren es un ex luchador de Artes Marciales Mixtas, que fue campeón peso welter en Bellator y One, aunque nunca se ha destacado como boxeador ni se le conoce que haya tenido encuentros en el deporte de las narices chatas. Es, sin embargo, un atleta profesional en deportes de combate.
Que conste, no veo problema en que sean parte de una cartelera de boxeo siempre y cuando se mantenga como exhibición. Donde se cruza la línea es cuando quieren creerse boxeadores de verdad. Es vergonzoso que un influencer que juega al boxeador a tiempo parcial tenga más exposición que un ex campeón mundial como Progais.
No podemos culpar, sin embargo, a los protagonistas ni tampoco a la promotor Triller, una empresa de straming de eventos deportivos, que calladamente aseguró la subasta de la defensa de Teofimo López ante George Kambosos. Su principal interés es generar dinero, algo que lograron cuando generaron 1.2 millones de compras en la exhibición Tyson vs Holyfield.
El problema son las Comisiones de Boxeo, a las que no les tiembla el pulso al aprobar como válidas las peleas de Paul, que aunque aparenta ser dedicado en su entrenamiento, no deja de querer ser un atleta profesional a tiempo parcial.
Sin embargo, la principal culpable es la Comisión Atlética del estado de Nevada, que aprobó como válida la pelea entre Floyd Mayweather y Connor McGregor en el 2017, que terminó siendo una cantinflada que el propio “Money Man” confesó más tarde que cargó al irlandés para que la payasada durara ocho asaltos. Esa fue la misma Comisión que no aprobó a Jaime Munguía como rival de Gennady Golovkin en el 2018 al descubrirse el positivo de Canelo Álvarez, alegando que no tenía la experiencia en el ring.
Munguía posteriormente se coronó campeón súper welter en mayo de 2018 y ha hecho seis defensas exitosas en su invicta carrera profesional de 26 combates.
Podría mencionarse la propuesta exhibición de Miguel Cotto y Juan Manuel Márquez para justificar a Paul, pero hay que ver que estos dos ex boxeadores tienen ocho coronas mundiales entre ambos.
De mi parte, prefiero el boxeo real, no importa si es una gran pelea como el cercano choque de Canelo y Billy Joe Saunders o una cartelera de prospectos, como las que emite la cadena Showtime periódicamente los viernes, o los eventos promocionados por Matchroom Boxing y Golden Boy Promotions.
Inclusive, puedo ver al cantante Bad Bunny luchando en la WWE… al menos sé que es una coreografía atlética.