El hincha se ilusiona, el jugador cree y la prensa vende, generalmente, una mercadería de la que conoce poco, pero que necesita por un tema comercial, parezca de alta calidad.
Esa ecuación, bomba explosiva de fe, fue detonada la primera fecha del Clausura 2022 del fútbol mexicano.
La goleada al Mazatlán, con 15 minutos finales de ensueño en el primer tiempo, incluyendo tres goles de alta factura, hizo que ya y a muy temprana hora en el campeonato, se comenzara a hablar, de “Las nuevas Chivas Galácticas” del Pep mexicano.
En la fecha 2 el Guadalajara se vio las caras con los Tuzos de Almada en el Hidalgo, el D.T uruguayo mandó a su equipo a presionar desde el arranque, forzó un par de errores en la salida y facturó rápidamente un par de goles que le dieron, no solo una ventaja apreciable, sino también la tranquilidad necesaria para manejar los tiempos y las zonas del juego en la segunda mitad.
Inmediatamente después de la derrota los fatalistas titularon, “este es el verdadero Chivas”, es exactamente igual al del año pasado, agregaban derrumbando el castillo de sueños, construido exactamente hace una semana atrás por ellos mismos.
Ni tan lejos que no alumbre, ni tan cerca que queme al Santo dicen en México.
Ni las Chivas son galácticas, ni Leaño es el Guardiola mexicano, pero tampoco son el peor equipo de la historia del legendario Guadalajara.
Este equipo lleno de vaivenes, con tantas caras de un fantasma que cada uno imagina y pinta a su manera, es el resultado de muchos años de mala gestión deportiva que no se arregla con una barita mágica en un día, ni siquiera con la desbordante motivación, buena preparación y el insultante optimismo de un entrenador, que, como su equipo, necesita definir una identidad ganadora para poder volver al futuro.
Si no se conforma un plantel a la altura de la historia y las aspiraciones del viejo Rebaño Sagrado, Marcelo Michel no podrá conseguir el objetivo de ubicar a este equipo en lo mas alto de la Liga, ni el ni el verdadero Pep.
Ante Mazatlán, Leaño acertó en la ubicación de Alexis muy cerca de Zaldívar y de esa forma potenció a un delantero que ya ha fracasado en Puebla, Monterrey y en el mismo Chivas.
Creó circuitos casi perfectos en el último tercio donde el Conejito fue cómplice de los anteriores y el chico Torres, de buenas condiciones, le sumó volumen de juego y un golazo a tres dedos.
En la derrota contra Pachuca, el técnico eligió repetir el once inicial, por aquello de “equipo que gana no se toca”, mas valido para los civiles que para los hombres de fútbol y perdió 2-1, pero pudo ser por más.
Cada rival, en esto del fútbol, merece un análisis profundo previo y a partir de ahí determinar como y con quien jugarle. Es lógico que siempre se debe tener una base de 7 u 8 fijos en la alineación y después el plan de cada día determinara las hojas con las que completamos el arbolito.
Eso es en parte el problema de este Guadalajara, tiene un plantel muy corto y de mediocre calidad, como venimos afirmando en los momentos malos y en los de espejismo de este desierto futbolístico llamado Chivas.
Las malas decisiones sobre las contrataciones de temporadas anteriores, en las que se pagaron precios de estrellas que acabaron siendo estrellados, son un campo minado en el que camina hoy el actual entrenador y donde ya los hicieron los anteriores.
Dejaron ir a Antuna y Mayorga, para traer al Piojo Alvarado que, apuesto mi cabellera, será pan para hoy y hambre para mañana, tiene gran calidad técnica, pero muy débil mentalidad, será una montaña rusa entre rendimientos muy buenos y malos en partidos donde desaparecerá de la escena.
Esta administración, comandada deportivamente por Peláez dejo pasar la oportunidad de abrirle la puerta a jugadores mexicanos de mejor nivel de los que tiene, tal vez porque no se quiere o no se puede apostar económicamente fuerte.
Por la vereda pasaron, Charlie Rodríguez y Erick Lira rumbo a Cruz Azul, Luis Romo a Monterrey, Sebastián Córdova camino a los Tigres y Alejandro Zendejas que vuela hacia el nido de su eterno rival y al que no le dieron tiempo ni oportunidades allá por Verde Valle.
Son demasiados errores compartidos entre el bueno Ricky y el Steven Spielberg mexicano, como para exigirle regularidad inmediata. Lo único que les queda por ahora es dejar trabajar a su entrenador, apostar a lo que hay y permitir la consolidación de los que tienen madera y el naufragio y la despedida de aquellos que como dice Vergara, no están hechos para las Chivas y que ni se les ocurra soñar o vender la mentira de que “esta vez sí vamos por el campeonato”, ese bumerang acabara liquidándolos a todos, con Peláez a la cabeza.
Si como creo, este semestre será mejor al anterior, se deberá hacer memoria y balance al final y buscar los buenos de verdad que el equipo necesita para volver a ser grande y sagrado, hoy ya no lo es.
Abrazo de gol
Leo Vega