A veces cuando la fama está por las nubes a algunas figuras del deporte les cuesta mantener la calma ante los excesos que se presentan. Tal es el caso de Darío Silva, quien fue mundialista con Uruguay en Corea-Japón 2002, pero un accidente automovilístico cambió su vida por completo.
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Silva era un delantero con garra, de esos que siempre peleaban el balón con todo y gracias a eso se ganó su salto a Europa, en 1995 de Peñarol se fue a Cagliari y comenzó con un recorrido interesante por Italia y posteriormente en España con Espanyol, Sevilla y Málaga. Con este último hizo la cosas tan bien que se ganó su lugar para participar en el Mundial del 2002, pero ¿su gran problema? Los excesos y la indisciplina.
En sus tiempos como jugador, era normal que Silva se ausentara del entrenamiento por varios días por supuestas lesiones, regresaba el jueves con trotes suaves, viernes le daban masaje, los sábados se confirmaba que era convocado y domingo volvía a jugar, un circulo que se repetía constantemente. Con eso le bastaba para ser uno de los mejores en la cancha e incluso en el 2000 tuvo la marca del gol más rápido en la historia de LaLiga, a los ocho segundos ante Valladolid. En 2008 Llorente le arrebató la marca.
🔙 20 años de un doblete inolvidable…
💙🇺🇾 ¡Darío Silva y el @MalagaCF formaban la pareja perfecta! #LaLigaSantander #LaLigaHistory pic.twitter.com/Hqx7Vh9gNK
— LaLiga (@LaLiga) December 10, 2020
Todo el mundo sabía que la mayoría de sus ausencias no eran por lesiones, sino que Darío salía por las noches a las calles de Málaga a disfrutar del exceso. Después, cuando estuvo en Sevilla, las cosas no cambiaron mucho, pasó sin pena ni gloría con el equipo Blaquirrojo y de ahí se mudó a Inglaterra con el Portsmouth, pero no tuvo fortuna y a sus 34 años, su carrera poco a poco iba a la baja.
La madrugada del 24 de septiembre de 2006 la vida dio giro drástico para Silva, quien iba a bordo de una camioneta en Montevideo junto con los también exfutbolistas Dardo Pereyra y Elbio Papa. Regresaban de alguna fiesta, con una velocidad de 100 kilómetros por hora, hasta que perdieron el control del auto y chocaron con un poste de cemento tan fuerte que las consecuencias no se hicieron esperar.
Silva de inmediato fue trasladado a un hospital y al llegar le diagnosticaron un traumatismo en la cabeza y una lesión en la pierna que no lucía nada bien. Después de horas en el quirófano, le tuvieron que amputar parte de su pierna derecha. Su carrera acabó en ese momento. Sus acompañantes al momento del accidente sólo sufrieron lesiones leves.
Tiempo después del accidente, en una entrevista, Silva contó que no había notado la amputación de su pierna hasta que, en el hospital donde estaba internado, despertó y notó que no era la casa de alguno de sus amigos, cuando quiso ponerse los zapatos vio que su pierna derecha de la rodilla hacía abajo ya no estaba. Ahí entró en razón de todo lo que pasó.
Varlos medios reportaron que los análisis de alcohol que se le realizaron al futbolista uruguayo días después del accidente arrojaron un resultado positivo, según los médicos que atendieron al jugador.
De acuerdo a lo detallado, el alcohol en la sangre que se le detectó superaba ampliamente los 0.8 gramos por litro permitido. Sobre esa base, los profesionales calcularon que el grado de alcohol de Silva a la hora que ocurrió el accidente habría estado entre 2.3 y 2.7 gramos por litro, según los sitios de internet rosario3.com y perfil.com.
Darío desapareció del mundo del futbol y no fue hasta el 2019 cuando en España se dio a conocer que estaba trabajando como mesero en la pizzería de un amigo en Málaga, ciudad en la que mejor le fue en las canchas. En una charla relató que en su pasado como futbolista prefería pasar su tiempo en fiestas y no solía entrenar, pero que son cosas que ya no se pueden cambiar.
Lo último que salió sobre Silva fue una entrevista en abril de este 2020, en donde mencionó que Tábarez es un “inútil”. El tiempo ha pasado y afortunadamente en aquella madrugada del 2006 no perdió la vida, pero sí cambió su vida para siempre.