El atletismo ha sido uno de los deportes más perjudicados por la pandemia. Aplazados los Juegos Olímpicos, anulado el Campeonato de Europa, fue suspendiendo de golpe todo tipo de competiciones . En especial, en el caso de la pista, las pertenecientes a la Liga de Diamante .
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Cayeron, fijados para fechas distintas, los mítines de Rabat, Londres, París, Gateshead, Shanghai, Zúrich y Eugene. También, de forma preventiva, se cancelaron los maratones de Nueva York, Chicago, Rotterdam, Berlín, Boston, Hamburgo, París, Madrid… Otros, aún en la cuerda floja, como el de Londres han perdido su parte popular para centrarse en la élite.
Y en medio de esa situación , por encima de las limitaciones de la pandemia, estalló, de pronto, el milagro. El ugandés Joshua Kiprui Cheptegei arrebató el récord mundial de los 5.000 metros. Realizó 12:35.36. Mandó al traste los 12:37.35 que Kenenisa Bekele había realizado en 2004. Empieza una nueva era en el fondo mundial. La era post-Bekele, se dice ya.
Pese a todo, el gran atletismo ha vuelto. Y lo ha hecho, homenajeándose a sí mismo, impaciente por lucir, con una fuerza inopinada. Bienvenido.