Greg LeMond es hoy en día, un verdadero símbolo del ciclismo, y su éxito en el máximo nivel, lo respaldan. Pero la vida del corredor no siempre estuvo repleta de estrellas, lo cual le dio la fortaleza necesaria para sobreponerse a las adversidades y dejar para siempre, un legado incomparable.
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LeMond, quien nació en Lakewood, California en 1961, vivió un infierno desde muy pequeño al sufrir abuso sexual por parte de un pariente y la complicada adaptación cuando llegó a Europa para cumplir su sueño, sin embargo, la fecha que el ciclista jamás olvidará será el año de 1987.
Con 26 años de edad y un Mundial de ciclismo en ruta (1983), así como el Tour de Francia de 1986 en sus manos, el estadounidense tuvo episodio en el que vió su muerte pasar “frente a sus ojos”. En un día de cazería en el rancho de su padre en California, un acompañante le disparó en su espalda por error, ocasionándole una pérdida de volumen sanguíneo cerca del 65%, por lo que de no haber sido por la aparición milagrosa de un helicóptero que volaba por la zona, LeMond hubiera fallecido 20 minutos antes de que fuera trasladado a un hospital.
Este amargo acontecimiento, le impidió a LeMond defender su título en 1988 luego de romper las barreras del deporte sobre dos ruedas, siendo el primer no europeo en conquistar el tan prestigioso torneo galés, y aún cuando absolutamente nadie apostaba por su regreso al circuito tras ausentarse por casi dos temporadas, superó con éxito su rehabilitación y volvió con la grandeza por la que hoy se le reconoce.
La temporada de 1989 destapó los dotes de habilidad en las piernas de LeMond, quien ya se había despedido de PDM tras los casos de dopaje del equipo, en el tan recordado cierre de película con Laurent Fingon, cuando en el contrarreloj final de 24.5 km, el estadounidense partía con una desventaja de 50 segundos. No obstante, el francés no estaba preparado para lo que se venía.
LeMond marcó una velocidad media de 54.5 km/h para dejar boquiabierto al mundo entero, subiéndose por segunda ocasión al podio de los Campos Elíseos por ocho segundos de diferencia, siendo esta definición la última en la historia del Tour.
El desenlace para la siguiente campaña es historia. Levantó su tercer Grande Boucle, incrementando su dominio en el ciclismo y llevando a este deporte a otro nivel tras ser el primer representante de la disciplina en aparecer en la portada de la famosa revista Sports Illustrated.
LeMond decidió colgar la bicicleta en 1994 a sus 33 años, tras sufrir un declive importante durante cuatro temporadas donde se alzó con un solo Tour, siendo hasta 2010 cuando reveló que el incremento de dopaje en los 90’s fue fundamental para su retiro.
El legendario ciclista decidió embarcarse en el camino de los negocios al fundar su propia linea de bicicletas, sin embargo, no le fue tan bien como en el circuito luego de enfrascarse en una serie de demandas con la marca Trek, con quienes se alió en 1995, pero una disputa con Lance Armstrong ocasionó la separación de ambas empresas.
LeMond luego se unió a Eurosport y su equipo de comentaristas, donde logró tener su propio programa mensual llamado LeMond of Cycling; además forjó junto a su esposa Kathy Morris una organización enfocada en apoyar a aquellas personas que sufrieron abuso sexual durante su infancia.
La resiliencia de LeMond es mayor que el significado de sus tres Tours de Francia, aún cuando este es nombrado como el único norteamericano en conquistarlo, dado que la Union Cyclist International (UCI) le retiró a Armstrong sus sietes títulos. El poder que tuvo para pedalear en esa batalla por sobrevivir, siempre será el trofeo más grande de su vida.