Parece imposible, pero siempre se pueden hacer peor las cosas. En Latinoamérica tenemos muchos ejemplos tanto en el fútbol como en la política. Todavía es peor cuando estos dos mundos se entrelazan y esto, desafortunadamente, ocurre con mucha frecuencia.
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Primero la Conmebol decidió que la Copa América no se jugara en Colombia. Después decidieron que tampoco se podía jugar en Argentina. Hasta ahí son dos decisiones hasta cierto punto lógicas. El problema es que faltaba menos de un mes cuando esto fue anunciado.
En ambos países la pandemia está en uno de los peores momentos. Además de que en Colombia hay una crisis social-política como no se había visto hace muchos años en Latinoamérica. Lo más sensato era no llevar este torneo a ambos países, pero como siempre los directivos sudamericanos nos enseñaron que tienen una imaginación que supera a la de los guionistas de las telenovelas. Llevaron la Copa América a un país que desde el inicio de la pandemia le dio un manual al mundo entero de cómo no combatir el virus: Brasil.
Jair Bolsonaro decidió que era un buen momento de llevar un torneo a Brasil y junto con los directivos de la Conmebol pusieron a rodar la maquinaria para que la Copa América regresara a Brasil después de que hace tan solo dos años se disputó ahí. En aquella ocasión los locales vencieron a Perú en la final.
Actualmente el país sudamericano tiene uno de los peores brotes de Covid del planeta. Diariamente se reportan una media de 61 mil nuevos casos y oficialmente se han reportado más de 465 mil muertos desde que empezó la pandemia.
¿Cómo se explica que el máximo torneo de la Conmebol se lleve ahí?
“Lamento las muertes, pero tenemos que vivir”, señaló Bolsonaro hace unos días justificando la designación de Brasil como sede.
Desde Brasil se apunta a que Bolsonaro quiere utilizar la Copa América como punta de lanza para dar la impresión de que ya pasó el peor momento de la crisis sanitaria. Hay que recordar que el próximo año hay elecciones y Bolsonaro va a buscar su reelección. Su máximo rival, el expresidente Lula, ha ganado popularidad en los últimos meses, mientras que la del actual presidente ha ido disminuyendo, entre otras cosas, debido a la falta de vacunas en contra del Covid y al pésimo manejo de la pandemia.
Falta escuchar a los verdaderos protagonistas. Los jugadores. Normalmente antes de un torneo así a estas alturas estaríamos viendo partidos amistosos, pero con este calendario lo que estamos viendo son juegos de eliminatoria mundialista y como suele pasar en estos casos no hay tiempo para pensar en el futuro. Es más importante el presente. No ha habido muchos jugadores que se pronuncien al respecto. Solamente Luis Suárez y Edilson Cavani han mostrado su desacuerdo en que se lleve a cabo la Copa América.
Todo puede cambiar en estos días. El entrenador de Brasil, Tite, declaró que los jugadores que militan en Europa no están de acuerdo en que se juegue la Copa América en Brasil y por ese motivo Casemiro no estuvo en la conferencia de prensa previa al partido que su selección enfrentará a Ecuador.
Se espera que el mensaje de los pesos pesados del vestuario de Brasil va a ser contundente. Esto lo vamos a saber después del partido ante Ecuador. Solo los jugadores pueden detener que la Copa América se dispute en Brasil.
¿Sus declaraciones y acciones tendrán la fuerza necesaria? ¿Habrá otras selecciones que se unan a este movimiento? Tenemos menos de diez días para saberlo ya que el primer partido está programado para el 13 de junio.