“Juego 7, game seven”, las dos palabras más hermosas en el mundo de los deportes diferentes al fútbol. Partido que define una serie larga, en la cual ya no hay mañana. Tener séptimos juegos en dos ligas de primerísimo nivel, como la NHL y la NBA, hacía que nos frotáramos las manos y por supuesto que se anticipaba que se trataría de partidos inolvidables.
Los dos Juegos 7 de la NBA pintaban muy bien, pero terminaron siendo una de las más grandes decepciones de los últimos tiempos porque ambos terminaron en palizas. Primero, la aplanadora de los Celtics que le pasaron por encima a los campeones defensores, los Bucks de Milwaukee; luego la rutilante victoria de los Mavericks sobre los Suns. Dos favoritos se fueron en el séptimo juego y de qué manera, en partidos que se terminaron muy temprano por la superioridad de Boston y Dallas.
La NHL fue más entretenida
Sí, esta vez, hablando de palizas, la NHL vapuleó a la NBA principalmente por dos juegos… ¡Correcto, por los dos game seven! Uno fue en Toronto y el otro en Nueva York.
El campeón defensor, Tampa Bay Lightning, eliminó a los históricos Toronto Maple Leafs, que parece olvidaron la manera de poder superar la primer ronda de playoffs; por su parte, los Rangers doblegaron a los Penguins de Pittsburgh en el mismo Madison Square Garden, en una serie que perdían 1-3 y que terminaron ganando 4-3.
Lo que es una realidad es que no siempre se obtiene lo que uno espera. Hasta las séptimos partidos terminan decepcionando y a veces decepción doble el mismo día, pero la expectativa siempre crece en la previa del encuentro definitivo.
Después de unas series largas y ante un menú extenso y variado de Juegos 7, en esta ocasión pudo más el hielo que la duela.
¡Que sigan llegando partidos decisivos, así el último termine siendo una paliza! Siempre quiero que las series se vayan a siete, lo que al menos garantiza mucha emotividad.