Cayó el telón de Messi en la Liga Española y en ese mismo momento entra en escena el mismo actor en el panorama francés. Se secan las lágrimas de Messi por su extraña salida del Barca y solo unas pocas horas después en su rostro se dibuja una sonrisa perfectamente normal porque está conociendo y aprendiendo algo que nunca había experimentado.
Messi llegó a Barcelona siendo un niño, el mito del contrato firmado en una servilleta que hemos oído de tantos otros deportistas y su desarrollo a la velocidad de crucero que en casi dos décadas lo ha puesto en el Olimpo del Fútbol. Él había visto por la Tele las pantagruélicas presentaciones de Cristiano y de James cuando llegaron al Madrid, la Tour Eiffel encenderse por Neymar y hasta la multitudinaria presentación en el Bernabeu de Hazard, pero el desborde de una ciudad por su llegada era toda una novedad. Por eso lo disfruta, por eso sonríe y encoleriza a sus “enemigos” que reclaman su duelo por el Barca debería haber sido más largo.
En este mundo veloz en que vivimos no hay tiempo para duelos, la vida continúa y la del mejor jugador del mundo no puede ser distinta. Hoy Messi ya se viste con otros colores, disfruta la novedad de una ciudad delirante, llena de historia, acostumbrada a las revoluciones y también a su héroes.
Parecía imposible que nos imagináramos a Messi en otra Liga y con otra camisa, pero mientras la hecatombe implosionaba al Barca, los planetas se alineaban para el PSG. Fue solo una pregunta desde París: “lo del Barca es cierto, ¿podemos hablar mañana?”, deslizó desde la capital de Francia el brasileño Leonardo, director deportivo del PSG a Jorge Messi, padre y representante de Lio.
La voluntad de las partes aceleró el proceso y dos días después estaba todo listo. Abogados y traductores trabajaron sin descanso para tener los documentos en regla. Papá Messi primero y luego la familia en su avión a París.
Barcelona, por culpa de sus administradores, perdió al mejor jugador de su historia en una de esas volteretas extrañas del destino después de haberlo retenido casi a la fuerza hace solo un año. Ahora quería quedarse, dicen los números no cerraron aunque solo horas antes de seguir intentando se habían dado la mano en un supuesto arreglo. Hay algo que aun no sabemos y que quizá el tiempo ponga todo en su lugar.
No creo en las teorías conspirativas “made in Trump” que culpan a Florentino, ni creo que Messi haya querido forzar por más dinero para mantenerse en el equipo. Creo simplemente que Laporta acordó algo que no podía cumplir y no quiso al final y como Presidente administrar una deuda eterna imposible de curar. La cifra es increíble e inimaginable, mas de mil millones de euros por culpa de un presidente (Bartomeu) que se dejó presionar y parece que no sabía decir no.
Hoy Messi ya no existe ni en los carteles del Camp Nou, lo bajaron de los gigantescos murales del estadio, su camiseta pasó de la vidriera al depósito y ahora el equipo blaugrana comenzara a reescribir su nueva historia. El cliché de “las instituciones por encima del ser humano” será su grito de guerra, pero no olvidemos que esos seres humanos fueron quienes construyeron y forjaron la historia de esas instituciones.
Su nuevo numero será el 30, un melancólico homenaje a sus comienzos blaugrana. Mientras en el Barca “esconden” sus camisas la pagina del PSG agota en una hora las existencias de su nueva vestimenta. Es el mundo de hoy, a la velocidad de hoy y con el dinero de hoy. $186 dólares se pago por cada camisa, dicen desde Paris en esa hora y en la red se vendieron para el mundo cerca de 500,000. Mejor no hacer la cuenta.
Ahora las respuestas vendrán desde la cancha, desde lo deportivo, desde lo futbolístico. El PSG arma un equipo de ensueño para una Liga casi menor. El atractivo de este equipo no debe ser su Liga sino su presencia en Europa, el camino de Champions, los 13 juegos (si llega a la final) más esperados del 2021-22. Allí en esos 13 compromisos estará la respuesta.
Muchos esperan un equipo invencible, pero eso no existe hasta ahora. El PSG tendrá muchas miradas en Europa y algunas de más en su Liga. Hacia adentro pareciera que los rivales no atraen a pesar del glamour del Monaco y la rivalidad con el Marsella. La mirada al fútbol insisto vendrá en la Champions, desde el sorteo para saber con quiénes se medirá este nuevo y ahora reforzado músculo futbolístico del viejo continente.
El PSG se “robó” el glamour del Madrid y del Barca, le arrebató sin querer el atractivo más importante a la Liga de España y comienza su nuevo año futbolístico con más ilusiones que cuando llegó por 220 millones de euros el brasileño Neymar. La nómina de los franceses ahora es un lujo y de Pochettino dependerá que esa máquina funcione. Así se lo dijo el mismo Messi al diario El Pais de España hace solo algunas horas: “ cómo nos vamos a acomodar tácticamente en la cancha aún no he hablado con Mauricio, ese ya pasa a ser su problema”.
Está claro Messi, sabe quién es, conoce sus condiciones, conoce su cuerpo, sabe lo que puede dar, es consciente de cronos y le sobra ambición para seguir ganando. Quiere retar al tiempo y seguir sumando títulos.