Soldado avisado no muere en guerra me decía mi abuelo Pedro Julio constantemente, pese a esto me mataron en varias “guerras”, pero no tenía porque quejarme, sabía lo que se venía y que esa era una posibilidad real.
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Parece haber tomado por sorpresa al mundo entero el anuncio de la Superliga de parte de los equipos más poderosos del mundo, con un capital alucinante de JP Morgan y con el presidente del Real Madrid siendo su primer presidente.
Entre reacciones en caliente y alaridos de “injusticia” y “el fútbol ha muerto”, yo soy de los que invito a la cordura y a que no nos sorprendamos tanto porque esto se venía cocinando hace tiempo y la rebelión de los billonarios se veía venir aunque tanto en UEFA como en FIFA nunca creyeron que se les vendría este golpe casi mortal.
La Superliga y los de más poder adquisitivo en el fútbol avisaron y de manera reiterada, lo que pasa es que los todopoderosos que rigen el fútbol nunca dejaron de creer que eran intocables, ni siquiera después de los escándalos y las ollas podridas que se han destapado en los últimos tiempos.
Al invitar a la reflexión no estoy diciendo que esté ni a favor ni en contra, pero no caeré en una opinión radical sin antes ver cómo se desarrollan las novedades y el congreso de la UEFA y si existe alguna posibilidad de que puedan coexistir.
La idea a priori siempre me gustó, pero me preocupa muchísimo lo que va a pasar con los chicos y con las ligas locales que indiscutiblemente ya no tendrían el mismo valor. Todavía hay mucha tela por cortar y parece que la Superliga no dará marcha atrás así que depende de la UEFA minimizar los daños.
Eso sí, sería insensato decir que me disgusta la idea de una liga competitiva de 20 equipos y creo que cuando ruede la pelota la vamos a ver y a disfrutar.
Para mí, que nunca fui fatalista, no es el final de nada, por el contrario, es el principio del nuevo fútbol, y el fútbol nunca morirá, eso si, nos tendremos que acostumbrar y dar garantías a las ligas locales y a los chicos, y bajo ningún punto de vista sancionar a los jugadores que están haciendo uso del derecho a trabajar.
Ah y recuerden esa pasión que todos trajimos desde el barrio por el fútbol se convirtió en negocio y aunque el amor por el juego sigue siendo el mismo, necesitamos del modelo de negocios que financie el buen espectáculo.
Esperemos y tranquilos que ni es el final ni el fútbol morirá.