Hace unos meses nunca habíamos escuchado de Kamila Valieva, pero en los últimos días su nombre y su cara inundaron los periódicos, portales de internet, redes sociales y noticieros de todo el mundo.
La joven patinadora de tan solo 15 años pasó de ser la nueva sensación del patinaje mundial a ser tachada como una tramposa por haber utilizado sustancias prohibidas por la Agencia Mundial del Dopaje.
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El deporte va de la mano de la política y ejemplos a lo largo de la historia tenemos muchos. En estos días en los que la relación entre Rusia y occidente está tan deteriorada y que la sombra de la guerra acecha cada vez más el caso de Kamila Valieva fue utilizado políticamente para señalar una vez más a Rusia como el villano de la película.
En toda esta vorágine la menos culpable es Valieva. Repito, tiene tan solo 15 años. Se ha entrenado, por lo menos, desde hace 10 para llegar a este momento y la presión a la que ha sido sometida fue brutal. En Rusia no esperaban menos que el oro y tener esa carga no es sencillo ni siquiera para un deportista con varios años en la élite.
Imagínense para alguien que hace a penas cinco meses debutó en la élite del patinaje artístico. A esta presión se le sumó la de todo el mundo. Señalándola y diciendo que su rendimiento se debe a lo sustancia que tomó.
Los expertos en la materia indican que esa sustancia no mejora el rendimiento de una atleta. La excusa que utilizó su equipo fue declarar que Kamila Valieva tomó agua del mismo vaso que su abuelo y esa era la razón que el medicamento que él utiliza para su corazón se viera reflejado en la prueba antidopaje que se le realizó. Sinceramente yo a los ocho años hubiera elaborado una mejor historia que esa. Nadie lo creyó como era de esperarse.
Con la explosión de la noticia salió otro nombre que no se conocía a nivel popular. Eteri Tutberidze es la entrenadora desde hace algunos años de las patinadoras artísticas rusas. Sus métodos son tan desgastantes que hacen que la carrera de sus pupilas sea sumamente corta. En algunos casos de un par de años en la élite. Se retiran con 18 años y son relevadas por niñas de 15 años.
Sus resultados son espectaculares. En estos Juegos se llevaron el oro por equipo y en la prueba individual obtuvieron oro y plata. En papel todo bien, pero el costo es muy alto para las patinadoras. Alexandra Trusova que se llevó la plata estaba tan decepcionada por el segundo lugar que enfrente de las cámaras y de su entrenadora gritaba que quería dejar en ese momento el patinaje y que odiaba ese deporte.
Kamila Valieva no resistió la presión y cometió errores que le costaron quedar en cuarto lugar. Mientras esperaba su resultado Tutberidze le recriminaba que se había dado por vencida. Las lágrimas de Valieva pasaran a la historia como uno de los momentos más recordados de estos Juegos Olímpicos. Ella, desde luego, es la menos culpable.