11 de junio del 2021, Roma, Italia. ¿13 de junio del 2021, Buenos Aires, Argentina? Estamos a menos de un mes para que la Eurocopa y la Copa América empiecen. Del torneo europeo tenemos la certeza de dónde se jugará, mientras que la competencia más importante a nivel de selecciones en América sigue siendo una incógnita.
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La pandemia sirve como una buena excusa para justificar los motivos por los cuales algún partido, concierto, obra de teatro o incluso alguna boda se han tenido que posponer. Desde Florentino Pérez hasta el padre de la novia que tenía que casarse en mayo del año pasado entienden que ante el coronavirus lo mejor es aplazar los planes y esperar a que haya condiciones favorables para que el evento que se iba a realizar se pueda dar de la forma en la que lo habían soñado. Con baile con la suegra incluido en la recepción de la boda.
Lo que no se puede justificar es la manera en la que la CONMEBOL está tratando el problema político-social que se está viviendo en Colombia. Esta semana fue una vergüenza ver las imágenes en los tres partidos que se realizaron en Colombia de la Copa Libertadores. No se tendría que haber permitido que Nacional de Uruguay, River Plate y Atlético Mineiro viajaran al país cafetero debido a la crisis que se está viviendo en las calles. El desenlace era previsible. Hasta un dirigente del fútbol finlandés podría saber que eso no podía acabar bien.
El Atlético Nacional ante Nacional se jugó en Pereira mientras que los duelos América de Cali y Atlético Mineiro y el Junior ante River Plate se jugaron ambos en el Romelio Martínez de Barranquilla. Se jugaron porque la CONMEBOL obligó que se jugaran, pero no había condiciones para que los partidos se realizaran. Nacional no podía salir de su hotel debido a las protestas y el partido tuvo que empezar con bastante retraso.
Los otros dos partidos se tuvieron que parar en repetidas ocasiones debido a que los jugadores y cuerpo técnico fueron alcanzados por los gases lacrimógenos que la policía estaba utilizando en las afueras del estadio en contra de los manifestantes. La imagen de dos personajes tan conocidos como Marcelo Gallardo y Hulk teniendo que pedir ayuda para poder quitarse el ardor de los ojos dio la vuelta al mundo. Nadie va a recordar estos partidos por algún gol o por algún caño, pero sí por la cantidad de veces que se tuvo que parar el partido y porque el primer tiempo del América contra Mineiro duró 62 minutos debido a los contantes parones.
La explicación del alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, en la televisión argentina comentando las medidas que tomaron en el vestuario de River Plate para que los jugadores mantuvieran la calma no tienen desperdicio: “Gallardo pidió que se ponga música mientras afuera había protestas para intentar generar un clima más distendido a los jugadores y le pusimos reggaetón”.
En Europa se sigue criticando que la UEFA continúe con la idea de hacer la Eurocopa en 11 sedes en medio de la mayor pandemia que nos haya tocado vivir. Lo más lógico y sensato era hacerla en una sola sede sin obligar a las selecciones a viajar por diferentes países, pero con los casos a la baja y con una cantidad importante de personas vacunadas al final se podrá realizar con un mínimo de 25% de asistencia en los once estadios.
Este punto era clave para la UEFA, es por eso que la sede de Dublín al final de cuentas no podrá albergar ningún partido. Ese es el obstáculo en Europa. El coronavirus. En Sudamérica además de pelear contra la pandemia se tiene que afrontar el descontento social y en Colombia no parece que el fútbol lo vaya a apaciguar, al contrario, es el mejor escaparate para que el mundo se entere de lo que está pasando en las calles.
La CONMEBOL tiene que decidir pronto si sigue con la idea de realizar la Copa América en Colombia y en Argentina. Queda claro que Colombia no puede ser la sede y que en Argentina el covid está ganando la batalla. Chile y Paraguay alzaron la mano y quieren llevarse el torneo mientras que los gobiernos no tengan que poner dinero del erario público.
Si continúan con la idea de realizarlo en Colombia van a tener que encontrar mejores parlantes que los que estuvieron en el vestuario de River y no solo poner reggaetón sino contratar a los mejores DJ del mundo porque lo que vimos esta semana solo fue una pequeña muestra de lo que puede pasar en la Copa América.