Pese a que hacía tiempo ya éramos conscientes de los malos manejos en el alto mando del Barcelona, el momento que vive es mucho peor de lo que nos hubiéramos imaginado.
El Barcelona, que por historia es y será uno de los dos equipos grandes de España y uno de los más reconocidos del mundo, entró en esa etapa en la que ya no puede disimular sus carencias tanto en lo administrativo como en lo deportivo.
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Atrás quedaron años maravillosos, que llegaron a su punto más alto de la mano de Pep Guardiola y con ese tridente Messi, Iniesta y Xavi que nos hizo poner de pie y alabar el espectáculo que nos brindaban.
Los malos manejos han sido la constante y en el hoy del Barcelona las miserias ante la partida de Messi, se trasladan a la cancha y dejan expuesto un equipo sin jugadores que marquen diferencia, buscando traer a Xavi como técnico, que necesita reforzarse pero está quebrado y que además sabe aunque no lo reconozca que el futuro inmediato no pinta como para mejorar de la noche a la mañana.
El despedido Ronald Koeman aunque en su momento no nos gustó su declaración por tratarse de un equipo grande, tenía razón “Esto es lo que hay”. Lo que tiene el Barca en cancha no da para soñar más allá de quizás la Copa Catalunya.
Soluciones a corto plazo, NINGUNA. Al menos si el objetivo es pensar en ganar algo año tras año. Ahora solo queda reconstruir con lentitud y paciencia y confiando en las gestiones del presidente Joan Laporta, que tendría que acertar en todo y no tiene ni el más mínimo margen de error.
La partida del mejor de la historia Lio Messi terminó de exponer la tristísima realidad del equipo Culé, que sabe que está sucio y requiere una limpieza profunda pero el agua la tiene aún demasiado lejos.