Del blanco al azul, quizá con un poco de nostalgia, pero también con mucha ilusión. Así vimos el debut con el Everton de James Rodríguez. Con unas ganas enormes de jugar que no se disimularon en el intenso accionar del primer partido de los “Toffes” ante el Tottenham de Mourinho y en plan de visitante.
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Más que el análisis de un buen partido para el colombiano, quisiera centrarme en el tema emocional y esa estrecha combinación con el elemento resultado. James se vio feliz y así se expresaba desde su lenguaje corporal en la cancha, parecía que necesitaba el balón, y con él en sus botas, fluyo el futbol creativo del Everton.
NO es una novedad lo que sabe James con la pelota, lo que sucede es que quizá y con razón, a más de uno se le pudo haber olvidado, teniendo en cuenta que hacia mucho rato que Zidane lo había parqueado en el armario de lo desechable del Real Madrid. Como dijo James hace poco, en su larga y muy simpática entrevista con Daniel Habif, “sus razones teníaa porque cada técnico tiene su propio grupo”.
Y en ese grupo nunca estuvo James dentro del gusto del francés, a pesar de ser el asistente de Ancelotti en la gran campaña de James en el Madrid recién llegado de Brasil 2014.
El “calvario” del jugador con el técnico francés fue tortuoso y hasta cedido se fue al Bayern por no entrar en el sistema del entrenador galo… de allí dice el frío lo espantó, yo creo más que vio en Kovac un segundo Zidane.
Ahora parece otra persona. Eso al menos, nos dejo ver en su primer partido en la Premier. Pidió el balón, repartió el balón, disparó a puerta, se hizo cargo del equipo desde el centro y se llevo los elogios de los aficionados azules. Desde dos posiciones hizo que el equipo entendiera como se bascula con un cambio de frente y desde la banda con las libertades de buscar pequeñas sociedades fundamentalmente buscando al brasileño Richarlison…Es verdad que todo el equipo de Ancelotti estuvo muy bien, pero los votos populares lo eligieron a él como el jugador del Partido.
Es un tema de confianza no de fútbol. La calidad no puede perderse y no so en el caso de James, quizá sirva de ejemplo a muchos jugadores que se derrumban ante la adversidad por sentirse ignorados. James lo vivió en Madrid y no por culpa de la afición que siempre le regaló muchos elogios. Las circunstancias de un técnico al que no se le puede reprochar nada por ganarlo todo quizá cobro una víctima en James que paso para el ojo de Zidane a ser invisible, como Bale, como Jovic, como Nacho, como Brahim, como Mariano y parece que como Lucas Vázquez.
No fueron ellos de su guardia “pretoriana” y por ello terminaron ignorados y casi llevados al ostracismo futbolístico. ¿Acaso la gestión de vestuario no es conseguir lo mejor de la plantilla y no solo dedicarse a sus 14 “consentidos”?
Muy válido el respaldo del técnico, si con ellos dice haber ganado todo, ¿pero entonces para qué un plantel tan vasto si no se usa o no los quiere?
Hoy, James mira con otros ojos el fútbol. Es la alegría de saberse útil conociendo sus condiciones. Es muy temprano para lanzar campanas al vuelo. Va un juego y son 38, más tres Copas locales y habrá mucho que jugar para que al final podamos hacer un balance parecido, pero me pidieron escribir y hablar del primer partido del colombiano y aquí estoy transmitiendo lo que me dejó su debut. Sin banderas, sin pasiones, mirando la óptica del desempeño y juzgando desde la veracidad que transmite mi retina.
Esto es un tema analítico, no emotivo. Por hoy James lo hizo bien y volvió a ser portada y titulares. Si mañana se equivoca o no rinde también lo estaremos reseñando. Es nuestro deber.