Parafraseando a José Alfredo Jiménez, hoy la Champions enfrentó a “Dos Generales”. Dos hombres de fútbol, que se admiran, comparten y respetan. Dos vidas dedicadas al Fútbol desde perfiles estudiosos y obsesivos. Pep Guardiola y Thomas Tuchel se midieron cada uno desde la trinchera de su convicción futbolística.
Como seres humanos, regreso a Jose Alfredo: “valientes, honrados y cabales”. fieles a su filosofía de futbol y quizá de vida, plantearon el partido de hoy en Do Dragao convencidos que a los dos entrenadores como a sus dos equipos les esperaba La Copa.
El fútbol hoy “los puso de rivales” en el máximo escenario del futbol Mundial a nivel de Clubes. El City ante el Chelsea y dos maneras, hoy diferentes, de entender el fútbol. Los dos, no son sino representan, una especie emergente de nuevos ricos que se dan el lujo de gastar y comprar para alcanzar los sueños que en otras épocas se forjaban más con coraje que con euros. Ahora el Gas y el Petróleo respaldan esos sueños.
La verdad sus jugadores en la cancha no nos decepcionaron de arranque. Como en los buenos Western el partido comenzó con tiroteo y las filosofías de cada uno se expresaban en sus movimientos. De Bruyne en el City fungió de falso 9 con la novedad de Sterling en el ataque, mientras que los de Tuchel se aferraban a la aplanadora alemana de Wermer y Havertz, la frialdad de Mount y el comienzo de transiciones en una sala de máquinas llamada Kanté.
De la posesión del City que sumaba porcentajes con la pelota a la veloz transición del Chelsea llegó la anotación de los de Londres que firmo Havertz. Primera mitad intensa, bien jugada, con opciones de lado y lado, pero con la sensación de ser un poco más profundo el colectivo de Tuchel. El marcador así lo reflejaba.
La segunda mitad fue el ajedrez del aguante y se mostraron las armas con las modificaciones, unas por convicción y otras por obligación, de Bruyne se fue con conmoción y perdió el pistón ofensivo Guardiola que recurrió a Gabriel Jesús y cambió de sistema para jugar con referente.
Fue un duelo de geometrías en donde la distribución de espacios la ganó el técnico teutón por cómo entendió a su equipo y a su rival en los movimientos. Nunca los de Pep pudieron vulnerar el sistema. Sus opciones fueron más a trompicones que elaboradas y ni siquiera el arma guardada de Agüero se notó en el campo por la manera que en relevos con trivote aceptaba el Chelsea el final del partido.
Duelo de Generales, duelo de tácticas, duelo de azules en escenario azul, duelos físicos, individuales y colectivos. Nada se regaló durante 97 minutos. Comenzó con arremetidas de ida y vuelta y terminó diferente por las circunstancias del partido. Un solo Gol se gritó, quizás el partido mereció más goles, pero en el duelo de las estrategias se edificó el resultado. Alcanzó con la solitaria anotación de Havertz, lo demás fue el cómo mover los alfiles y en ese ejercicio el alemán le ganó el pulso esta noche al de Sampedor.
Un párrafo aparte merece N’Golo Kanté. El jugador del año desde su equipo por el despliegue desde lo físico y el don de ubicuidad en la cancha. Jugadorazo, es solo una expresión que contrasta con su estatura, pero que lo hace gigante en el fútbol de élite. Se bien que falta la Euro, pero desde ya debe estar presente en la terna por el Balón de Oro y el Best de FIFA.
Lo demás fue celebración y maquillaje. Se siente por fortuna, el regreso del aficionado. Las expresiones en la grada son parte importante de la coreografía del fútbol. Hay una mitad feliz y otra mitad con lagrimas. Eso es el deporte.
Una noche más azul que nunca. Nos quedamos con el abrazo entre sonrisas de Tuchel y el disimulado rictus de fastidio en el rostro de Guardiola. Les dijimos que se quieren y respetan, pero a estas alturas los dos querían ganar. Solo hay una Orejona.