Redacción deportes, 28 oct (EFE).- El conocido ‘autobús’ en el que viajan los velocistas en las etapas que no se adaptan a sus características lo podrán abandonar por segunda vez en la 75 Vuelta a España para poner a prueba sus facultades en la palentina Aguilar de Campoo.
Tras la llegada a Ejea de los Caballeros (Zaragoza) en la cuarta etapa, la carrera española ofrece una segunda oportunidad para los esprinters en la segunda semana de carrera en una de las contadas oportunidades que van a tener en las dieciocho etapas que conforman este 2020 la Vuelta.
La novena etapa, con la que se llegará al ecuador de la Vuelta, llevará al pelotón desde la Base Militar Cid Campeador en la localidad burgalesa de Castrillo del Val hasta Aguilar de Campoo con un recorrido completamente plano de 157,7 kilómetros.
Los ciclistas no se encontrarán ninguna dificultad montañosa en su camino en una jornada en la que, además, la organización en sus cálculos de promedio también les ha dado un respiro ya que plantea un promedio intermedio nada ambicioso de 41 kilómetros por hora.
Sobre los dos equipos con los mejores velocistas de la Vuelta, el Deceuninck Quick Step con el irlandés Sam Bennett y el Bora Hansgrohe con el alemán Pascal Ackermann, recaerá la responsabilidad, al margen de la formación del líder, de controlar el grupo para conseguir su objetivo.
Los aventureros serán el principal escollo que deberán salvar para que la etapa se resuelva al esprint, ya que desde el comienzo buscarán la formación de una escapada que pueda hacer saltar el control y tratar de consolidar una escapada que pueda tener opciones de llegar.
Hora de inicio: 13.25 horas
Hora de llegada: 17.15 horas
Promedio intermedio: 41 kms/h
Kilometraje: 157,7
Sprint intermedio
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Km. 92,4 Herrera de Pisuerga.
(c) Agencia EFE
