San José, 22 jun (EFE).- La final del Torneo Clausura del fútbol de Costa Rica entre el Saprissa y el Alajuelense se reprogramó para el miércoles y lunes próximos, luego de que el partido de ida, previsto para el domingo pasado, fuera suspendido debido a un aumento de casos de COVID-19 en el país.
La Unión Nacional de Fútbol (UNAFUT), que organiza la Liga de Primera División, informó este lunes que el partido de ida se disputará el miércoles a las 20.30 hora local (02.30 GMT del jueves) en el estadio Alejandro Morera Soto de la ciudad de Alajuela, y el de vuelta el lunes siguiente en el estadio Ricardo Saprissa, a la misma hora.
Esta decisión se tomó debido a una petición del Gobierno para que los partidos no se disputen los fines de semana, pues esos días son más propensos a que la gente haga reuniones sociales o familiares para ver los partidos, lo que se constituye en un riesgo de contagios.
La final iba a comenzar el pasado domingo, pero fue suspendida por el Gobierno tras registrarse el viernes el récord de casos diarios con 119.
Además, la final coincidía con el Día del Padre, y con el inicio de la fase 3 de reapertura de actividades económicas, el cual también fue pospuesto por el Gobierno ante la crecida de casos.
Los clubes y las autoridades futbolistas del país expresaron su apoyo al trabajo del Ministerio de Salud y a las decisiones que se han tomado durante la pandemia.
Si el Saprissa gana la final será campeón, pero si es el Alajuelense el triunfador, se deberán jugar dos partidos más en una “Gran Final”.
Esto debido a que el formato del torneo costarricense le da al ganador de la primera fase de 22 jornadas, que en esta ocasión fue el Saprissa, el derecho a disputar el título contra el ganador de la segunda fase (semifinales y final).
Si un mismo equipo gana las dos fases no es necesaria la “Gran Final”.
En caso de ser necesario, esa “Gran Final” se jugará el jueves 2 de julio y el lunes 6.
El Torneo Clausura de Costa Rica fue el primero en América en reanudarse el pasado 19 de mayo tras dos meses de suspensión.
El protocolo sanitario obliga a jugar sin público, a la desinfección constante de manos de los futbolistas, la desinfección de los implementos deportivos, el uso de mascarillas para el cuerpo técnico y los suplentes, así como el distanciamiento entre los jugadores suplentes, entre otras disposiciones.
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