Sevilla, 7 jun (EFE).- Joaquín Sánchez, el ‘abuelo’ de la Liga tras la retirada del delantero del Athlétic de Bilbao Aritz Adúriz, y “con cerca de cuarenta años”, como él mismo afirma, está “hecho un chiquillo” y que “lo más importante es que es sin hacer nada”, producto de lo que el extremo internacional considera “genética pura”.
Joaquín (El Puerto de Santa María, Cádiz, 21-7-1981) está fino, para torear como se dice cuando uno lo está, a poco más de un mes de cumplir los treinta y nueve años, los mismos que tenía Aritz Adúriz cuando decidió retirarse del fútbol a causa de un problema de cadera por el que ha tenido que pasar por el quirófano.
El portuense, con 28 partidos y diez goles en esta temporada, afronta los once encuentros que restan de competición con los galones de ser el jugador más veterano de la Liga, una de las figuras y capitán de su equipo del alma y como tercer jugador con más partidos en Primera con 544 tras Andoni Zubizarreta (622) y Raúl González (550), a quien tiene a un tiro de piedra.
En uno de los reconocimientos médicos recientes, Joaquín pide a los testigos que no se asusten de cómo está cuando le piden que se quite la camisa y hace gala, además de su proverbial humor, de algo tan evidente como una genética privilegiada que le ha hecho llegar a los compases finales de su carrera en uno de sus mejores momentos.
Cuando volvió al Betis en 2015 desde el Fiorentina italiano (2013-2015) y sendas etapas en Valencia (2006-2011) y Málaga (2011-2013), todo podía apuntar al retorno a casa de una leyenda para retirarse, como hizo en su día un crepuscular Luis del Sol, pero desde entonces Joaquín se ha empeñado en llevarle la contraria a toda lógica y crecer como futbolista reinventándose.
Más allá de sus apariciones públicas en las que nunca se recata, Joaquín, pese a que blasona de su genética más que del entrenamiento, hace gala de un físico privilegiado que, además de la herencia de sus padres, tiende detrás a un profesional que se cuida al milímetro: si no, sería imposible.
Con un año más de contrato, este accionista de referencia del Betis ejerce de símbolo del equipo de las trece barras y, además, de faro en el césped para el grupo de los de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’, quien ha diseñado para él un plan específico de puesta a punto tras el confinamiento por el coronavirus.
Joaquín Sánchez ya no es el extremo descarado y puro que debutó en 2000 ante el Compostela en San Lázaro y, aunque conserva el desparpajo, se ha reinventado como centrocampista sin abandonar nunca su natural propensión a pedirla, a encarar e irse en alardes de dosificación y manejo de los tiempos, los del partido y los suyos.
Dotado de una técnica prodigiosa, el portuense sabe aparecer cuando tiene que hacerlo y descansar también, a lo que ha unido esta temporada su acierto ante el gol al anotar diez, tres de ellos ante el Athlétic de Bilbao el pasado diciembre en el Villamarín, su primer ‘hat trick’ y el logrado por el jugador más veterano en LaLiga.
Tras debutar en febrero de 2002 ante Portugal, Joaquín ha sido 51 veces internacional con España, con la que jugó los Mundiales de 2002 en Corea del Sur y japón y 2006 en Alemania; y la Eurocopa de 2004 en Portugal.
Por derecho propio, Joaquín Sánchez forma parte de lo mejor del Olimpo bético junto a Julio Cardeñosa, Rafael Gordillo, Luis del Sol, Joaquín Sierra Vallejo ‘Quino’ o José Ramón Esnaola, entre otros.
Por cosas de la genética, no es descartable que alcance al jugador más veterano en retirarse en la historia de LaLiga, el italiano Amadeo Carboni, quien se retiró con poco más de 41 años en el Valencia: más lejos quedan los cincuenta del adiós de Sir Stanley Matthews en el Stoke City. EFE
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