Arlington (Texas, EE.UU.), 19 oct (EFE).- El suspense y la igualdad se dio hasta el final de las Series de Campeonato de las Grandes Ligas, pero los Dodgers de Los Angeles y los Rays de Tampa Bay hicieron buenos los pronósticos de llegar al “Clásico de Otoño” después de haber tenido las mejores marcas durante la temporada regular.
Pese al abreviado calendario y expansión de los playoffs, se trata de apenas la cuarta vez que los equipos con las mejores marcas de cada liga se miden por el campeonato desde que fueron reconfiguradas en tres divisiones en 1995.
Los Dodgers, con el reinante Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Nacional, Cody Bellinger, el recién llegado Mookie Betts y el manejador Dave Roberts, consiguieron marca de 43-17, la mejor de las mayores por ocho victorias.
El equipo angelino del Viejo Circuito superaron una desventaja de 1-3 en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional y ganaron el banderín al superar 4-3 a los Bravos de Atlanta al mejor de siete.
Lo hicieron con el triunfo por 4-3 que lograron en el séptimo y decisivo partido después de un jonrón solitario de Bellinger que les puso en la tercera Serie Mundial en los últimos cuatro años.
De la mano del novato sensación, el cubano Randy Arozarena y el manejo magistral de un talentoso bullpen por parte del piloto Kevin Cash, los Rays cerraron la temporada regular con marca ganadora de 40-20 y encabezaron la Americana por cuatro victorias de ventaja.
También triunfaron en siete juegos en la serie por el Campeonato de la Liga Americana después de vencer 4-2 a los Astros de Houston en el séptimo y decisivo partido de la ronda que ganaron 4-3 al mejor de siete.
Ambos equipos están convencidos que van a ofrecer un gran espectáculo deportivo porque tienen clase en cada una de sus posiciones.
Poseen ofensivas poderosas, un pitcheo dominante con abridores y bullpen, y también juegan una gran defensa, como lo demostraron desde que comenzaron los playoffs.
En virtud de su mejor récord, Los Ángeles dispone de la “ventaja de local” en una Serie Mundial en territorio neutral a partir del martes en Arlington, Texas, que hará historia al ser la primera vez que se va a jugar en una sola sede y todo debido a la pandemia del coronavirus.
“Desde el momento que se pudo poner en marcha la temporada, una vez que se pudo tener un protocolo para jugar con el COVID-19, todo el mundo nos puso en la Serie Mundial. Nuestra expectativa era alcanzarla”, declaró el pelotero puertorriqueño Kiké Hernández, que como emergente también fue decisivo para los Dodgers con un jonrón solitario en el séptimo partido que puso el 3-3 en la pizarra.
Se permitirá la presencia de 11.000 aficionados en el Globe Life Field, de Arlington, el nuevo campo de los Vigilantes de Texas, con un techo retráctil, en cada partido.
Los Dodgers ganaron su vigésimo cuarto banderín de la Nacional tras superar a Milwaukee, San Diego y Atlanta, pero no alcanza la cima de las mayores desde 1988.
Perdieron en siete partidos ante Houston en el Clásico de Otoño del 2017 y luego en cinco contra los Medias Rojas de Boston al año siguiente.
La mitad de los banderines de los Dodgers han sido ganados desde que se mudaron de Brooklyn a Los Ángeles tras la campaña de 1957.
Tampa Bay dice presente en una Serie Mundial por apenas segunda vez, y es una de las seis actuales franquicias que nunca se ha consagrado campeón, junto a Colorado, Milwaukee, Texas, San Diego y Seattle. Los Rays sucumbieron ante los Filis de Filadelfia en cinco juegos en el 2008.
Mientras que los Dodgers lideraron las mayores con un gasto de nómina prorrateado de 95,6 millones de dólares al 1 de agosto, los Rays figuraron en el puesto 28 entre los 30 clubes, al desembolsar 29,3 millones.
Solo Baltimore (23,8 millones) y Pittsburgh (23,6 millones) gastaron menos.
(c) Agencia EFE