Este miércoles 25 de noviembre murió Diego Armando Maradona, el mejor futbolista que tuve la dicha de ver en una cancha de fútbol, ya sea en el mismo estadio o por televisión. Soy argentino pero mi afirmación no es chauvinista, lejos de serlo. Tengo 51 años de edad, lo remarco solo para hacerles saber que mi niñez, adolescencia y juventud estuvo marcada por todo el andar del Diez, como a millones de personas de todo el mundo. Voy a compartirles algunos recuerdos que tengo de su trayectoria futbolística.
Tengo grabado en mi memoria ver como la cámara de TV (en blanco y negro) mostraba a Maradona realizando unos piques cortos impresionantes antes de comenzar cada cotejo, moviendo sus indomables rulos como queriendo hacer saber: “Acá estoy, vengo a ganar y a romperla”. Corría la década del 70′, yo era un niño, pero ya había escuchado hablar de él y de su talento, de cómo se sacaba de encima rivales con una gambeta indescifrable, haciendo uso de ese pique corto.
Soy hincha de San Lorenzo de Almagro, pero la primera vez que vi al Diez fue en el Monumental de Núñez, en un cruce entre River Plate y su Argentinos Juniors, por el torneo Metropolitano de 1980. Ese día fue la figura de la cancha y el autor de los dos goles con que su equipo se impuso por 2 a 0. Yo quedé maravillado de verlo en acción y bailar a los defensores adversarios. Los Millonarios eran dirigidos por el inolvidable Amadeo Labruna y contaba con un plantel de lujo: Ubaldo Matildo Fillol en el arco, Daniel Passarella, Norberto Alonso, Leopoldo Luque y otros cracks indiscutidos. Pelusa tuvo una descomunal actuación y me sorprendió el público riverplatense como lo aplaudió esa tarde, a pesar de “sufrirlo”.
Al año siguiente volví a verlo en el mismo estadio, ante el mismo oponente, pero Maradona ya vestía la casaca de Boca Juniors, en donde brilló con todo su esplendor. Volvió a convertir por duplicado ante el Pato Fillol, pero el marcador final fue de 2 goles por bando. JJ López y el Colorado Vieta anotaron para los de Núñez. Por segunda vez, disfruté como espectador imparcial de su fútbol excelso en un partido cambiante por el Metro del 81′, que lo vio campeón por primera vez en su carrera. Diego, con 20/21 años, comandó una inolvidable escuadra boquense, con ilustres socios como Miguel Brindisi, Hugo Gatti, Omar Perotti, Roberto Mouzo , un joven Oscar Ruggeri, que recién arrancaba su carrera, y tantos monstruos más.
Después, en 1982, Diego partió al Mundial de España, donde no pudo brillar como imaginó, pero dejó sentado lo que era capaz de brindarle al mundo del fútbol. Cumplió el sueño de disputar un Mundial y juró prepararse para tener revancha dentro de cuatro años. Se quedó en la península ibérica contratado por el Barcelona, en donde no pudo desplegar toda su magia, por diversos factores. En Argentina se paraba el país para ver la televisación de sus partidos, sean por la Liga o por la Copa del Rey.
En 1984 pasó al Nápoli de Italia y fue un verdadero revuelo en Argentina, el elenco napolitano no era uno de los más fuertes del Calcio. Las imágenes de su ingreso al estadio San Paolo fueron impresionantes, ya que estaba repleto y apenas era para la presentación en sociedad del astro argentino. Diego se sintió a sus anchas en la ciudad del sur la bota itálica y, tras un año de debut discreto, alcanzó un nivel superlativo, llevando al Nápoli a lograr por primera vez el Scudetto en la temporada 86/87, frente a competidores muy fuertes, como la Juventus, el Milan, el Inter y la Roma. Me acuerdo perfectamente de levantarme en la mañana argentina exclusivamente para ver en acción a Maradona y sus compañeros, un súper programa que después comentaba feliz con mis amigos futboleros.
Los Mundiales de México 86’ e Italia 90’ fueron las dos grandes performances de Maradona en su recorrido futbolístico. En México fue fundamental para lograr el título para Argentina, rodeado de un equipo que rindió a la perfección y que tenía su mismo hambre de gloria, dirigido por Carlos Salvador Bilardo. Soberbio desempeño cumplió el pibe nacido en Villa Fiorito, luciendo orgulloso la cinta de capitán, que tan bien la llevaba. Jorge Burruchaga, Jorge Valdano, Héctor Enrique, Oscar Ruggeri, Julio Olarticoechea, los fallecidos José Luis Brown y José Luis Cuciuffo fueron algunos de sus laderos en aquella epopeya, que terminó en vuelta olímpica frente a Alemania en el estadio Azteca. En el medio, el golazo a Inglaterra por los cuartos de final del certamen, considerado por la inmensa mayoría como el mejor gol de la Historia de los Mundiales.
Cuatro años más tarde fue distinto, en Italia 90’ Maradona llevó a Argentina nuevamente a la final de un Mundial. Sin estar en plenitud física, Diego se las ingenió para llevar a un equipo más limitado que el de México a enfrentarse nuevamente con Alemania en el match decisivo, aunque esta vez con derrota. Con un tobillo inflamado y sin la chispa de otrora, el Gran Capitán tomó la responsabilidad y terminó llorando por no poder darle a su pueblo otra Copa del Mundo. El pueblo agradecido igual, sabía que el Diez y sus compañeros habían dado todo.
Estimados lectores, quería compartirles gran parte del itinerario del mejor futbolista que pude ver jugar, una apreciación puramente personal y discutible. Puedo dar muchos argumentos para avalarla, pero no es la idea debatir. Entiendo a los que eligen a otros players, como Pelé, Johan Cruyff, Lionel Messi o Alfredo Di Stéfano. Hoy se fue Diego Armando Maradona, querido, amado, odiado y criticado, pero que jamás será olvidado. Dio muchísimas alegrías a muchísima gente, en Argentina, en Nápoles y en tantos otros países en los que cosechó fanáticos. Buen viaje Pelusa!!