Liu Song es la representación exacta de lo que significa romper estereotipos. Desde su nacimiento ha encontrado la manera de desafiar los prejuicios sobre ser ser alguien de origen asiático viviendo en un país ajeno. Song es un inmigrante, atleta y orgulloso argentino. Su historia como atleta Asiático-Latino es un ejemplo sobre como “hogar” no es donde nacemos sino donde nos sentimos libres de ser nosotros.
Nativo de la región de Guangxi, China, Liu Song arribó al mundo el 12 de mayo de 1972. A temprana edad descubrió su pasión por el ping pong. Le tomó poco tiempo convertirse en uno de los tenistas de mesa más prominentes en su país. Su ascenso meteórico en la disciplina lo llevó a formar parte del seleccionado nacional con 20 años de edad.
Sin embargo, la vida tenía otros planes en mente y en 1990 tuvo que mudarse de su patria y empezar de cero en un lugar completamente distinto a lo que él había conocido hasta ese día: Argentina. Sus padres llegaron a América del Sur con el objetivo de poner una lavandería; Song no permitió que los cambios tan drástico lo distrajeran de su objetivo: llegar a la cima del ping pong.
En 1995 adoptó la nacionalidad argentina y desde entonces Song no ha dejado de representar a la tierra de Julio Cortázar. Su talento lo ha llevado a distintas contiendas internacionales entre ellas los Juegos Olímpicos de Sidney, Atenas, Beijing y Londres. Su mayor éxito profesional ocurrió en los Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011 cuando ganó medalla dee oro. Actualmente está retirado, dedicado a su familia.