El caso del futbolista Oribe Peralta y su repentina decisión de abandonar al Club América para convertirse en refuerzo del Club Deportivo Guadalajara, más que un tema de rivalidad deportiva encendió las alarmas entre las estrellas del deporte mexicano, ya que esconde un tema que —por duro que se escuche— lleva años afectando al país, el secuestro.
Debido al aumento de la inseguridad en México y a la impunidad con que operan los delincuentes ante el amparo de las autoridades, el hecho de que una figura pública alcance el éxito —sobre todo en el tema económico y financiero— conlleva el riesgo de ponerlo en la mira de diversas bandas delictivas dedicadas al secuestro.
Hace unos días, Oribe Peralta declaró que su decisión de salir de la Ciudad de México se debió a una amenaza de secuestro en que se vio involucrada su familia.
¡Imposible! #EsChivas ? pic.twitter.com/LMBgjOMtp6
— CHIVAS (@Chivas) June 20, 2019
Al conocerse este grave incidente, es necesario recapitular desde cuando inició un problema que en cualquier momento volverá a afectar a otro deportista si es que no se toman pronto cartas en el asunto.
La privación de su libertad que sufrió Álvaro “Ñoño” Campos González, padre del guardameta acapulqueño Jorge Campos, fue el primer caso de secuestro difundido por los medios de comunicación en México. El 17 de febrero de 1999, mientras la Selección Mexicana de fútbol disputaba la Copa Kirin, en Hong Kong, el progenitor del arquero del Tri fue raptado por una banda de secuestradores que 10 días más tarde, a cambio de una fuerte suma de dinero, lo liberó en un tramo de la carretera Acapulco-Zihuatanejo.
Seis años después, el argentino Rubén Omar Romano, entonces técnico del equipo de fútbol Cruz Azul, fue capturado por otra banda de delincuentes la tarde del 19 julio. Luego de 65 días de estar privado de su libertad, la policía logró liberar al estratega, quien visiblemente lucía pálido y delgado.
Hace tres años, el 28 de mayo de 2016, durante una visita que el delantero Alan Pulido, entonces jugador del Olympiacos de Grecia, realizaba en Ciudad Victoria, Tamaulipas, fue raptado por un grupo de malhechores. Sin embargo, un día después el propio futbolista logró escapar del sitio donde lo tenían cautivo.
A principios de este año, el futbolista argentino Iván Marcone decidió abandonar al equipo Cruz Azul para aceptar una oferta del Boca Juniors. De regreso en su país, el propio mediocampista declaró que optó por salir de México debido a un intento fallido de secuestro que sufrió su familia.
Es claro que la ola de secuestros en México se está incrementando y que cada vez mayor la probabilidad de que los delincuentes le apunten a más estrellas del deporte.