Tampa Bay (Florida, EE.UU.), 7 feb (EFE).- Ni la pandemia del coronavirus pudo frenar la pasión y el interés por presenciar el Super Bowl LV, que llevó a algunos aficionados a pagar en la reventa más de 100.000 dólares por entradas que valían 40.000 dólares.
Los organizadores del Super Bowl LV confirmaron este domingo antes que diese el comienzo entre los Kansas City Chiefs y los Tampa Bay Buccaneers de la venta de todas las 14.500 entradas que fueron puestas al público, dejando otras 7.500 al personal sanitario que fue invitado por la NFL a estar en el Raymond James Stadium.
Con número limitado de asientos disponibles para los aficionados, los precios de las entradas se dispararon desde el inicio hasta los 18.450 dólares, a partir del viernes por la tarde.
Las entradas en Ticketmaster, el socio oficial de la NFL, llegaban a los 40.000 dólares el viernes por la tarde, algunas de las cuales para antes de comenzar el partido ya habían incrementado su valor en la reventa hasta los más de 100.000 dólares.
A diferencia del año pasado cuando 62.417 aficionados asistieron al Super Bowl LIV en el Hard Rock Stadium en Miami, este año, en respuesta a la pandemia, hubo asientos limitados disponibles para mantener el distanciamiento social y a las personas y los grupos pequeños separados por lo menos dos metros en todo momento.
Si bien el distanciamiento social se implementó en el partido, pequeños grupos de amigos cercanos y familiares que estuvieron residiendo juntos fueron permitidos a que pudiesen hacerlo también durante el encuentro, pero les mantuvieron distanciados de otros grupos según las pautas de los Centros del Control de Enfermedades.
Además de las entradas vendidas al público, que la más barata había sido de 5.138 dólares, los seguidores de los equipos pudieron comprar uno de los paquetes que ofrecían tanto los Chiefs como los Buccaneers, a un precio inicial de 6.376 dólares por persona.
El paquete incluyó entradas de acceso exclusivo a un evento previo y posterior al partido del Super Bowl, y encuentro virtual y saludos con los jugadores del equipo.
Una tarjeta de regalo Visa para comida, bebidas y mercadería del equipo en el estadio (la cantidad exacta no se revela con anticipación) y un obsequio con temática del club entregado después del partido.
Los aficionados, como ya había quedado establecido, no han ocupado las primeras filas de asientos del Raymond James Stadium, primero en la historia de la NFL en el que el equipo local juega el partido del Super Bowl, al estar cerradas para crear distancia entre los aficionados y los jugadores.
Los protocolos adicionales de salud y seguridad implementados en respuesta a la pandemia del coronavirus fueron estrictos para todos los aficionados que ingresaron al estadio.
El personal de seguridad requirió que todos los asistentes al partido llevasen puestas las mascarillas en todo momento y se mantuviesen separados por al menos dos metros.
También se colocarán marcadores y señalización de distancia física con desinfectantes de manos disponibles en todo el estadio.
Los poseedores de boletos tuvieron que ingresar al estadio a través de una entrada específica para limitar el contacto.
Dentro del campo también ha sido establecida un área de aislamiento para los aficionados que durante el partido se puedan sentir mal por cualquier motivo de salud u otra condición.