Por Luis F. Sánchez
“Humilde y hambriento, la historia de Brian Flores” es el relato que acaban de publicar los Dolphins de Miami en un emotivo video de 16 minutos y 58 segundos que cuenta el recorrido de un hijo de inmigrantes hondureños hasta la entonces inalcanzable posición de entrenador en jefe en la NFL.
Lo más interesante del video es que recorre con el propio Flores el otrora peligroso barrio donde vivió el entrenador cuando era niño, junto con sus padres y cuatro hermanos, en Brownsville, Brooklyn en Nueva York.
Cuando volvió a pisar el territorio lleno de trampas mortales donde pasó su infancia, Flores removió los fondos de un pasado del cual pudo salir bien librado gracias al extremo cuidado que les prodigó su madre, a él y a sus hermanos.
“Este es Brownsville”, exclamó Flores apenas llegar al barrio neoyorquino. “Siempre estaba poblado de miles de personas. Todas con grandes ambiciones, pero sin los medios para alcanzarlas, y aquello incubaba mucha violencia, mucho odio”.
Recuerda que cuando bajaba del ómnibus, y más tarde cuando estacionaba su automóvil, tenía que mirar hacia atrás mientras enrumbaba para el edificio Glenmore Plaza para no ser sorprendido por asaltantes. Y cuando ingresaba a su edificio, a veces tenía que subir 20 pisos por las escaleras pues no era infrecuente que el ascensor estuviese averiado.
“Me siento bien de volver aquí. Uno se siente orgulloso de haber crecido [sobrevivivo] aquí: algunos le llaman arrogancia”, expresó con una sonrisa. “Solo puedo decir que este ambiente te da algo que otra gente no tiene”.
Flores tuvo la suerte de que ese orgullo y esa ferocidad inherentes a ese entorno fueran controlados por su madre, quien jamás dejó de percibir el riesgo que significaba vivir en ese ambiente, y que la mejor manera de salir airosos de ahí era la prevención.
“Mi madre era increíble”, recordó Flores. “Ella era muy dura, muy severa, pero nunca dejaba duda del amor que nos profesaba”.
La señora María Flores murió víctima de un cáncer en marzo del 2019, apenas un mes después de que su hijo Brian hubiese sido contratado como entrenador de los Dolphins, el primer estratega procedente de una minoría latina que asumía esta responsabilidad en el club de Miami fundado en 1966.
Tres de los cuatro hermanos de Flores se graduaron en la universidad y ese logro tiene mucho que ver con la manera estricta como la señora Flores criaba a sus hijos. Ella era consciente del peligro que
corrían en la calle, en ese barrio, por eso era tan rigurosa, por eso no permitía que sus hijos salieran, salvo para ir al colegio.
Una tarde de verano, los hermanos Flores estaban en el departamento del piso 20 viendo televisión y de pronto llegó el tío Darrel, quien trabajaba en el cuerpo de bomberos de Nueva York.
“¡Qué hacen aquí en la casa estos muchachos con este clima maravilloso en la calle!”, exclamó el tío Darrel. “¡Vamos a jugar football”.
Entonces Brian tenía 13 años de edad y la mamá les dio permiso para que salieran con el tío, quien ofrecía todas las garantías del caso.
“Brian quedó fascinado a primera vista con el football”, recordó el tío Darrel. “De inmediato se puso los pads, pero sentía que no le quedaban bien y me lo comentó. Solo le respondí que se los había puesto al revés”.
A partir de entonces nacería una vocación que encaminó la vida de Flores y lo llevó a un punto que muy pocas personas de origen latino han podido llegar en la NFL.
Gracias a sus habilidades, obtuvo una beca para estudiar en el exclusivo Poly Prep Country Day School en Brooklyn, y esa experiencia cambió su vida.
“Cuando lo conocí, Brian tenía solo 13 años de edad, pero ya se le podía ver ese brillo especial, esa determinación y esa disposición para trabajar tiempo extra”, exclamó Dino Mangiero, su entrenador en el Poly Prep. “Era una esponja, tú podías decir que era un chico maduro, que iba a tener éxito. Bastaba verlo para saberlo”.
Jenny Flores asegura que su esposo probablemente le debe a su madre la habilidad para ser entrenador.
“La madre de Brian fue probablemente la mejor entrenadora que jamás ha tenido”, aseguró Jenny. “Pienso que él aprendió de ella a ser entrenador. Ella era estricta. Brian sabía que su madre quería lo mejor para él, y eso lo lleva consigo en su rol como entrenador en Miami. Quiere lo mejor para sus jugadores en los Dolphins”.
Flores trabajó 15 años en todos los oficios con los Patriots de Nueva Inglaterra, conquistó con ellos cuatro anillos de Super Bowl y bebió las enseñanzas con el gran Bill Belichick. Con los Dolphins ganó cinco partidos en su temporada de novato.
“Siento a Brian como a mi propio hijo”, dijo Mangiero conteniendo las lágrimas de la emoción. “Es como si hubiese crecido una rosa en el concreto. ¿Cómo pudo crecer esta cosa tan bella en la jungla? Imposible. Increíble. Es el sueño americano. Trabajó muy duro. Se sacrificó y fue muy humilde. Humilde y hambriento es una buena manera de describirlo”
