Desde lo más alto del gobierno del estado de Victoria fue denegado el pedido que Novak Djokovic le envió a Craig Tiley, el director del Abierto de Australia, a través de una carta. Las inquietudes del serbio pasaban por una flexibilización en la cuarentena obligatoria que están transitando 72 tenistas que se encuentran en Melbourne para disputar el Grand Slam oceánico y otros certámenes más, todos a desarrollarse en la capital de la región.
Daniel Andrews, el Primer Ministro de Victoria, salió elegantemente al cruce de Djokovic y negó cualquier posibilidad de apertura en las medidas sanitarias que están cumpliendo los 72 colegas del líder del ranking mundial ATP. La autoridad victoriana recalcó que los competidores viajaron a su país sabiendo como eran las reglas, lo cual no exige reclamo alguno. Entre los atletas confinados se encuentran jugadores de los dos circuitos.
Inclusive, Andrews encontró apoyo en su par nacional, Scott Morrison, quien fue aún más contundente: “Es hora de que sigan las normas estipuladas y se dediquen a jugar al tenis. Se les paga muy bien por ello”.
Para cerrar todavía más el asunto, Emma Cassar, la comisaria de protocolos sanitarios del estado de Victoria, advirtió que reforzaron la presencia policial y que no permitirán siquiera salgan al pasillo a conversar, castigando cualquier infracción con severas multas.