En la Champions League de esta semana vimos cómo se dio la sorpresa más grande cuando el Villarreal empató en el Allianz Arena eliminando al Bayern Munich. En las entrevistas al final del partido me llamó la atención las palabras de Unai Emery y de Dani Parejo. Los dos dispararon contra Julian Nagelsman, entrenador del Bayern Munich, acusándolo de faltarles el respeto antes del partido de ida.
También el Cholo Simeone y Koke mostraron su enfado con Pep Guardiola por los comentarios que hizo el técnico catalán después del triunfo del Manchester City en el primer encuentro ante el Atlético de Madrid. Esto no es una coincidencia. Tanto Unai Emery como Diego Simeone saben que la mejor manera de motivar a un grupo es encontrar un enemigo en común. Motivación sobra ya que son cuartos de final de la competencia de clubes más importante a nivel mundial, pero focalizarlo en una persona es bastante efectivo.
Es un sentimiento primitivo. Cuando un conjunto se siente amenazado por alguien (y más en Champions League) se trabaja con más dedicación y se trabaja mejor en equipo. Si había división en el vestuario en esos días se olvida. Cierto, nuestros problemas son fuertes, pero en este momento nos tenemos que unir en contra de nuestro villano. Es el sentimiento dentro del grupo.
Champions League: La batalla dialéctica
¿Fueron tan duras las declaraciones de Guardiola y de Nagelsman como para catalogarlos como enemigos número uno? La respuesta es sencilla y basta una palabra: No. Ejemplos tenemos muchos. El periodismo suele ser el enemigo en común favorito. Hemos escuchado hasta el cansancio lo de “vamos a cerrar bocas” y futbolistas que después de marcar un gol hacen señas mandando a callar o haciendo referencia a que se habla demasiado.
Mi anécdota favorita es la de Carlos Bilardo en el mundial de Italia 1990 en donde dirigía a la selección argentina. Un día apareció una bandera argentina rota en la concentración del equipo. El entrenador argentino enfurecido culpó a los italianos. Estaban a punto de enfrentar a Italia en Nápoles en la semifinal. Finalmente, los sudamericanos consiguieron el pase a la final. Los jugadores de ese equipo han hecho referencia a la sobreexcitación que tenía el plantel antes y durante el partido. Pero, ¿Quién fue quien rompió la bandera? Nada más y nada menos que el mismo
Bilardo. Si yo fuera entrenador, que afortunadamente no lo soy, llevaría a cabo estos ejemplos de Bilardo, Simeone y Emery. El problema es que eventualmente me quedaría sin enemigos y tendría que ponerme a trabajar en serio.