La mala relación que existe entre Cristiano Ronaldo y el técnico Erik Ten Hag llegó a su punto de ebullición el fin de semana pasado cuando el delantero portugués se quedó en la banca pese a la goleada que sufrió el Manchester United, lo cual de acuerdo con el rotativo The Telegraph es una señal de que después del Mundial será puesto a la venta.
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Aunque el contrato del goleador lusitano y el conjunto inglés expira hasta el verano del próximo año, su presencia en Manchester ya provocó una fractura en el vestidor y ello se refleja en las actuaciones de un equipo que cada vez se observa más desmotivado.
Aunque desde la pretemporada ya se vislumbraba una posible migración de Cristiano Ronaldo, ninguno de los grandes equipos europeos estuvo dispuesto a pagar por sus servicios y aunque tuvo una jugosa oferta del fútbol árabe, el propio delantero se encapicho en buscar un equipo que disputara la Champions League.
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Al no encontrar acomodo en ningún otro club, Cristiano se quedó en el club inglés, pero su actitud ha continuado siendo altanera y por ello literalmente está condenado a la seguir en la banca.
De esta manera, el futuro del delantero de 37 años estará supeditado a la actuación que pueda tener en noviembre próximo en Qatar. Sin embargo, se menciona que el cambio de propietarios en el Chelsea podría beneficiar al portugués ya que estarían dispuestos a ponerle una oferta sobre la mesa.