Pablo Hernán nació un 20 de diciembre de 1977 en Mendoza, Argentina. Su buen fútbol lo hizo llegar al futbol mexicano con los Tuzos del Pachuca, pero el 29 de enero de 2001 el destino se lo llevó con apenas 23 años.
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El ex futbolista argentino debutó con 16 años en el equipo de su localidad, Club Huracán, y llegó al balompié mexicano para jugar con el Pachuca dirigido por Javier Aguirre.
El jugador fue parte importante de una época gloriosa en los Tuzos, primero colaboró para que el equipo no descendiera y posteriormente los hizo campeones por primera vez en el Invierno 99, cuando le ganaron la final a Cruz Azul. En esa liguilla anotó seis goles
El 29 de enero de 2001, Pablo pidió permiso al Vasco para visitar a su cuñado Ariel González que jugaba en San Luis, y ante la insistencia del jugador, Aguirre solo le dijo que tenía que estar puntual en el entrenamiento, por lo que este futbolista se fue y en el camino perdió el control de su automóvil mientras manejaba a 170 km por hora, de tal suerte que chocó contra un muro.
El jugador y su esposa murieron en el accidente, pero milagrosamente sus dos hijos que estaban pequeños lograron salir con vida. Posteriormente, se descubrió que ninguno de los cuatro llevaba puesto el cinturón de seguridad.
“Pablito murió como vivió: a toda velocidad. Fue el jugador con el que más hablé en esos dos años. El luto va por dentro y seguirá toda la vida. Ese ‘cabrón’ nos robó el corazón. Le quería como a un hijo” fueron las palabras de Javier Aguirre quien sufrió mucho la partida del joven futbolista, porque sentía que pudo haberlo evitado.
La huella que dejó este jugador fue tan importante que Pachuca retiró su famoso número 20 y su historia debe servir para crear consciencia en la sociedad de que debemos siempre manejar con precaución, a una velocidad adecuada y con las medidas de prevención necesarias como utilizar el cinturón de seguridad y no viajar en mal estado para evita poner en riesgo la integridad.