Milán quiere volver al lugar que le pertenece y hoy dio un paso muy importante, derrota al Nápoles 1-0 y una vez más mostró que la historia está de su lado y con un San Siro espectacular consiguió lo que necesitaba, irse al Maradona con ventaja.
Con un gol de Bennacer, el Milán consiguió reducir a un Nápoles que comenzó intratable pero los momentos de dominio que no se aprovechan se pueden acabar pagando caro. El Nápoles lo vivió en el que fue su estreno en unos cuartos de final. Pasó de un inicio arrollador a acabar necesitando el descanso con urgencia y a terminar con un jugador menos.
Fue tan potente el inicio de los ‘azzurri’ que Kvaratskhelia tuvo la más clara para los suyos cuando no se había cumplido el minuto de partido. Superado Maignan por un centro lateral mal defendido por la zaga milanista, el balón llegó plácidamente a los pies del georgiano, que definió con la zurda pero que se encontró bajo palos a un Krunic salvador.
Fue el primero de los avisos de un equipo que salió a comerse el partido, a tumba abierta, como si no hubiese unas semifinales en juego, presionando al hombre y complicando la salida de balón de un Milán incapaz, atenazado por el nivel y la intensidad del rival. Anguissa y Zielinski probaron suerte desde la distancia, con sendos disparos obligando a intervenir a Maignan.
Milán viaja con ventaja
El dominio del equipo de Spalletti era incontestable, pero al técnico se le veía nervioso en el banquillo, consciente de que había dejado pasar la oportunidad de ponerse por delante, sabedor de que en cualquier momento el Milán podía despertar.
Poco a poco, el inicio amenazante del Nápoles pareció ir quedando muy lejano, hasta que Brahim se encargó de que se olvidara por completo gracias a su calidad, iniciando un contragolpe que dirigió hasta el borde del área, cediendo a un Leao que cruzó el balón encontrando a Bennacer que definió de zurda.
El tanto noqueó al Nápoles a falta de cinco minutos para el descanso y el Milan tomó el mando. El Nápoles agachó la cabeza y esperó con ansia el descanso, no sin antes ver como Kjaer estrellaba su testarazo en el larguero, en lo que pudo ser el 2-0 de un partido que comenzó en una dirección y que al descanso se dirigía en la contraria.
El partido no mantuvo el nivel frenético del inicio, casi sin ocasiones, convertido en una batalla en el centro del campo por el dominio que acabó desequilibrando Theo Hernández con su velocidad y desborde, provocando dos faltas que costaron la doble amarilla a Anguissa. La superioridad numérica desequilibró la balanza en favor de un Milan que, so sí, necesitó de una intervención estelar de Maignan para mantener el resultado.
Los ‘rossoneri’ volvieron a tumbar a la revelación europea, aunque esta vez la recompensa es mucho mayor. Las semifinales están más cerca para un sólido Milan que defenderá un resultado más que favorable en el Maradona ante un Nápoles que, aunque con las bajas de Min-Jae, amonestado, y de Anguissa -y la duda de Osimhen-, todavía tiene opciones de alargar el sueño que vive esta temporada.