Para patear un penal en la final de la Copa del Mundo hay que ser tan preciso e infalible como Pelé, o estar tan rematadamente loco como Abreu, el Mundial disputado en Estados Unidos 94’, el que abrió la puerta a los tiempos modernos en organización, tuvo una final con nombres de lujo, los más campeones, Brasil e Italia frente a frente.
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El trámite del tiempo reglamentario nos llevó, conducidos tácticamente por lo que propuso Italia, anulando en gran parte el brillante talento brasileño, al alargue y a la definición desde el punto del penal.
Franco Baresi, que se lesionó de los meniscos en esa Copa, se operó mientras transcurría la competencia y llegó para jugar la etapa decisiva, mandato histórico del viejo Imperio Romano, en la batalla final el comandante debe estar ahí, pero increíblemente falló su disparo desde los doce pasos y prolongaba el suspenso, en un Rose Bowl de Los Ángeles donde no volaba una mosca y el silencio podía cortar con una hoja de afeitar.
Marcio Santos erró para Brasil y parecía que la lejana Madonina ayudaba en el milagro, anotaron Albertini, Evani, Romario y Branco, todo seguía empatado, malogró el suyo Massaro, llegó el gaucho Dunga y con más personalidad que técnica puso a la Canarinha al frente, le quedaba a Il Divino Baggio la posibilidad de empatar el marcador y buscar en las manos de Pagliuca la hazaña.
El ídolo de los tifosi tomó carrera, a medida que se arrimaba al balón veía a Taffarel más grande y al arco pequeñito, buscó nublado por la inmensa presión, alejarla lo más posible de la humanidad del “biondo” arquero, arriba, al ángulo de la mano derecha del portero.
Hecho el cuerpo demasiado hacia atrás y la voló muy alto y adiós al sueño
Se sintió por unos minutos parado en el medio del Coliseo romano varios siglos atrás, solo, desarmado, rodeado de fieras, que solo buscarían, para beneplácito de un enfurecido emperador, acabar con su vida. Lo sufrió de pie, sin demostraciones exageradas de dramatismo, como hacen los verdaderos grandes a la hora de la derrota, pero el resultados estaba puesto, Brasil campeón del mundo por cuarta vez.
Abrazo de gol
Leo Vega