De pronto el mundo paró. Se cerraron las puertas de las escuelas, centros de trabajo, museos, cines, teatro, restaurantes, estadios de futbol. Todo cerró y todos vivimos desde casa momentos de miedo, tristeza y soledad. Poco después se intentó recuperar un poco de lo perdido: las clases y el trabajo a distancia, los restaurantes abrieron para ofrecer comida para llevar o con pocos comensales y las competencias de consumo masivo, en particular el futbol, retomaron actividades a puerta cerrada. Los torneos continuaron y la alegría, de alguna manera, volvió al cuerpo. Sin embargo, la sensación de vacío en los estadios dejaba un halo de tristeza tras ver a tu equipo anotar un gol.
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Los estadios Victoria (Necaxa) y Kraken (Mazatlán FC) abrieron sus puertas el 15 de octubre de 2020, para la jornada 14 del Torneo Guard1anes 2020 de la LigaMX. Posteriormente, el Akron (Guadalajara) también reabrió sus puertas, al igual que el estadio Hidalgo (Pachuca) y el estadio Sergio León Chávez (León). Se fueron sumando más estadios y fue hasta el 15 de mayo cuando el estadio Azteca (Cruz Azul y América) reabrió sus puertas para los partidos de liguilla.
Trabajar en los estadios de futbol: una experiencia igual, pero distinta
“Me sentí nervioso por cuidarme y también tomar todas las medidas necesarias. Por otra parte feliz, como respirar aire fresco eso sentí cuando volví a ver el interior del estadio, el campo de juego y el lugar en donde vendemos el producto”, comentó Guillermo Pérez Paniagua, al recordar cómo fue su regreso al estadio Azteca.
El protocolo general indicaba aforo limitado de espectadores en los estadios, sana distancia de 1.5 metros, toma de temperatura al ingreso, uso de cubrebocas obligatorio en todo momento, no venta de bebidas alcohólicas, no fumar en las instalaciones, venta de boletos únicamente por internet, no ingreso a menores de 12 años. Con el transcurrir de los meses y el aumento del porcentaje de vacunación en el país, cada estadio ha ido adaptando el protocolo y modificándolo, como por ejemplo, ya está permitida la venta de bebidas alcohólicas y la venta de boletos en varios puntos además de internet.
Guillermo Pérez Paniagua “Memo”, trabaja como vendedor desde hace 25 años en el Estadio Azteca, en el Olímpico Universitario de Ciudad Universitaria y en la Plaza de Toros, y admite que, a pesar del regreso de la gente a los estadios, esta “nueva normalidad” sí ha afectado a que no se consuma igual alimentos y bebidas que antes de la pandemia, “la gente no consume lo mismo por economía o por temas de seguridad”, afirmó.
Por todos es sabido que la pandemia por COVID-19 afectó la economía a nivel mundial y tardará algún tiempo en restablecerse en algunos sectores y el deportivo no escapa de ello. Tanto los clubes y patrocinadores se vieron afectados por la falta de ingresos y consumo por la falta de público en los estadios; sin embargo, los trabajadores dentro del estadio, representa un sector afectado importante. Por ejemplo, en el estadio Azteca son aproximadamente 500 trabajadores encargados de la venta de alimentos y bebidas y de cada venta reciben aproximadamente un 12% de comisión. Muchos de ellos no cuentan con un empleo alternativo y viven de estas ventas, por lo que el cierre de los estadios les afectó duramente en su economía.
Todo el personal de los estadios, además del uso de cubrebocas obligatorio, tiene que utilizar careta y también el uso de sanitizante en el punto de venta. Guillermo, se siente tranquilo respecto al protocolo implementado en el Estadio Azteca, sin embargo, reconoce que “falta mucho por mejorar y ser más estrictos con temas como la sana distancia y el cubrebocas que luego la gente se lo quita”. Como dato adicional, al concluir el partido el sonido local va indicando qué secciones deben salir del estadio, esto para evitar aglomeraciones en los túneles. Asimismo, los servicios sanitarios nunca antes habían estado tan limpios y funcionan de manera muy eficiente.
Guillermo confía en que los aficionados continuarán cuidándose y respetando el protocolo y las indicaciones, pero admite que “si existe otra minoría que se quita el cubrebocas y también se sientan donde quieren”, señaló. Asimismo, externó que lo que lo que más disfruta de este trabajo es el ambiente. “Me encanta la gente apasionada con el partido. Además, conocer personas, el trato con los clientes es muy gratificante. Es un placer tener a muchos como amigos”, concluyó.
Y es que, después de tanto tiempo de vivir el futbol desde casa espectador que regresa al estadio, se disfruta compartir con propios y extraños un grito de ¡gol!, un lamento por el balón que pega en el poste, un reclamo al árbitro por una mala decisión, el sonido local anunciando un cambio y hasta el grito de “Cervezas y refrescos”, se celebra sin importar el calor, el frío o la lluvia, claro que sí.