La noticia sobre la detención de Fidel Kuri Grajales, expropietario de los Tiburones Rojos del Veracruz, acapara las portadas de los principales diarios deportivos en México, pero tarde o temprano el empresario estaba condenado a enfrentarse a los directivos más poderosos de la Liga MX, quien a toda costa lo quieren borrar del fútbol mexicano.
- LEER MÁS SOBRE: Técnicos mexicanos han comenzado a emigrar al fútbol centroamericano
- LEER MÁS SOBRE: Carlos “Gullit” Peña figura del fútbol guatemalteco
- Los mejor shows deportivos
“Claro que he cometido errores, pero todo lo que pasa es contra Fidel Kuri. El fútbol mexicano ya estaba sucio, yo puse mi granito de arena. Hay gente que ensucia el fútbol”, señaló el empresario hace casi dos años, cuando la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) lo desafilió en diciembre de 2019, pues se le acusó de llevar a cabo malos manejos al frente del Club Veracruz como lo era la falta de pagos a los jugadores del equipo.
De ahí en adelante, Kuri emprendió una cruzada permanente para recuperar al equipo que le fue arrebatado e incluso buscó a demandar a Yon de Luisa y a Enrique Bonilla, los dos directivos al frente del fútbol profesional más fuertes en ese momento.
Agentes de la @PDI_FGJCDMX, en apoyo a una solicitud de colaboración con autoridades de la @FiscaliaEdomex, cumplimentaron una orden de aprehensión en contra de un hombre, por su probable participación en el delito de fraude. En breve más información. pic.twitter.com/cchK2wambs
— Fiscalía CDMX (@FiscaliaCDMX) September 20, 2021
En los medios de comunicación se le generó una imagen de villano al dueño del conjunto jarocho, pero nunca se responsabilizó a los personajes clave en lo que se refiere a verificar que los propietarios de los equipos tengan la capacidad financiera para administrar un club de primer nivel.
De haber actuado como se debía, desde el momento en que apareció el nombre de Fidel Kuri en escena debió impedírsele su acceso al club de los 18 propietarios en la Liga MX, algo que ni siquiera se contempló durante los años que se codeó con ellos.
Lo cierto es que, a sus 59 años, al exdiputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se le acusa de fraude y por ello fue ingresado al Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Almoloya de Juárez, desde donde deberá esperar a que un juez determiné como enfrentará su proceso legal para demostrar su inocencia y sacudirse el supuesto delito de fraude del cual se le acusa.