El seleccionado español, leyenda del Real Madrid y campeón del mundo en Sudáfrica 2010, Sergio Ramos, iba a tener un camino sumamente diferente al que ha tenido hasta ahora. En una vida llena de subidas, bajadas, vueltas y cambios, existió la posibilidad de en algún punto decidiera enfocarse completamente a las corridas de toros y no al fútbol.
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Ramos al ser oriundo de Camas, Sevilla, una ciudad que tiene una gran afición por las ferias taurinas, en un principio se sintió mucho más atraído hacia ese estrato de la cultura española. René, uno de los hermanos del futbolista, fue quien lo persuadió a que cambiara de trayectoria y eligiera una disciplina en la cuál su vida no corriera peligro, en este caso el fútbol.
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Después de múltiples intentos, lograron que Sergio cambiará de opinión y paulatinamente optará por darle una oportunidad al balompié. Su padre recurrió a distintas instancias cómo hacerlo ver con él todos los fines de semana los juegos de David Beckham y Eric Cantona en la liga inglesa.
Después de entrenamientos privados y de formar parte de la cantera del FC Camas, Ramos fue firmado por el Sevilla, conjunto donde eventualmente debutaría en la Primera División de España con apenas 17 años. A partir de ahí, el resto es historia, se incorporó a los galácticos, se volvió un referente del cuadro merengue y ha tenido una carrera prolífica.