Los ágiles de la dupla de los ex exitosos Peláez/Vucetich, que de los últimos diez partidos disputados solo ganaron dos, tuvieron una reacción en el segundo tiempo ante Santos, que, para algunos, anima a soñar con volver a meterse por la ventana a la fiesta grande e imitar los realizado en la Liguilla del Apertura.
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Pero este equipo, casi con los mismos nombres al anterior, se mira en el espejo y solo ve figuras difusas que caminan casi siempre sin coordinar sus movimientos, ni en sueños y mucho menos en esta pesadilla que viven, llegaran a semifinales.
Paradójicamente, sin funcionar como equipo en Liga, el Guadalajara sigue aportando sus más valiosos hombres al Tri, en esta última etapa fueron Antuna y Alexis Vega los que elevaron el nivel del once, ahora olímpico, de Lozano. También Macías, Sepúlveda, Angulo y Mayorga ayudaron a su manera a alcanzar el doble objetivo, clasificación y campeonato.
El nivel del Preolímpico de CONCACAF sentenció con toda razón Vucetich, no está ni cerca del alto escalón competitivo de la Liga MX, pero dicho esto también tenemos que entrar en la “odiosa” comparación de las sociedades que les armó el Jimmy para que pudieran rendir y el divorcio futbolístico, que no solo vive entre sus líneas el equipo de Víctor Manuel.
Esas pequeñas relaciones entre talentos compatibles y complementarios, que deben ser casi íntimas para que el equipo crezca desde ahí, parecen dormir en camas separadas en las Chivas y cuando consigue encontrarlas como en el segundo tiempo del último partido, también en varios de los otros, cuando las alcanza, ni siquiera las repite en el arranque del próximo partido y mucho menos calca la ambición para abrir los siguientes, sino que vuelve a arrancar lleno de precauciones y con poco vuelo ofensivo.
Entre las diferentes convivencias asociadas en el campo, no solo existen las que generan desequilibrio en ataque, como pudo ser en un pasado no muy lejano, la de Vega y Macías, la de Brizuela con Antuna, el primero improvisado como lateral cuando necesita remontar.
Existen sociedades tal vez más vitales todavía, que son las que protegen su propio sector defensivo.
En el gol de Santos, si bien es cierto que Mier se equivoca al recibir mal perfilado, sacando la vista del balón antes de controlar, a este error hay que agregarle el táctico imperdonable para un jugador que supuestamente acabo su formación en Europa como Briseño, su compañero de zaga buscaba salir jugando y él se quedó en la misma línea, en vez de ser opción parado en diagonal hacia atrás para segundo, ser opción de la salida por el lado puesto, pero primero y más importante, para estar listo a una cobertura corta en caso de un error de su socio como finalmente sucedió, esto se entrena en la semana.
Esta es nuestra breve radiografía de un conjunto sin cintura táctica, un equipo que ya no es Rebaño, por que nunca sus hombres son consistentes en mantener un rumbo común y mucho menos sagrado, porque ya nadie venera ni se inclina ante la grandeza de su camiseta.
Abrazo de gol
Leo Vega