En el momento en que la transferencia inesperada de Javier “El Chicharito” Hernández al Manchester United se produjo, no solo fue noticia por el calibre del equipo al que llegaba sino por la gran gestión de Jorge Vergara que parecía hacer magia y haber vendido al Chicharito a un cuadro histórico y de la élite del fútbol en aquel entonces dirigido por Sir Alex Ferguson contra todos los pronósticos.
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Recuerdo las reacciones que iban desde las alabanzas a Vergara hasta la especulación sobre su destino real. Colegas y afición ni siquiera se preguntaban si lo iban a prestar a un equipo de menor alcurnia sino que discutían a que equipo iría. Muchos hablaban de equipos del championship, otros de préstamo a alguno de los equipos peleando por no descender en la Premier, pero no recuerdo nadie ni siquiera dándole la más mínima posibilidad de brillar con luz propia en el primer equipo del Manchester United.
Que equivocados que estaban y que sorpresa la que les dio a propios y extraños cuando terminó incluso sentando al búlgaro Dimitar Berbatov y pasando con sus goles a ser uno de los favoritos de la afición y hasta a ser titular en final de Champions.
Lo que no tenia de técnico, lo compensaba con su olfato anotador y pese a que tuvo un bajón al final de su estadía en los de Sir Alex, dejó su sello goleador y con picos altos y bajos anotó en el Leverkusen, Real Madrid, West Ham e incluso cuando lo han utilizado en el Sevilla.
Es por eso que ahora que su llegada a la MLS parece un poco más que un rumor, me motiva y me alegra porque creo que aún le queda gasolina en el tanque y la afición de la MLS podría disfrutar de lo ultimo de sus goles. Más allá de que la audiencia mexicana en los Estados Unidos se deleitaría al tenerlo en los estadios de la MLS, el público en general lo conoce y por su origen genera bipolaridad ya que muchos buscan demencialmente borrar sus goles por la enfermedad de las banderas y las nacionalidades.
Pero a los que vemos en los jugadores eso JUGADORES DE FÚTBOL y no nacionalidades, se nos hace una necedad cuestionar la capacidad y ética de trabajo de alguien que hablo con la máxima expresión del fútbol a lo largo de su carrera. Los goles del Chicharito hablan por si solos y le haría bien a la MLS.