No es el Barcelona de Pep Guardiola, ni el Madrid Galáctico de Del Bosque, tampoco es el AC Milan de Arrigo Sacchi que gustó tanto a finales de los 80s, no es el Ajax de Cruyff ni la Holanda de la “naranja mecánica” de Rinus Michels que enamoró al mundo en los 70s, pero sin practicar un fútbol de seda se ha convertido en el mejor equipo del mundo de los últimos años. Es el Liverpool de Jürgen Klopp.
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Tiene muy pocas cosas en común con los equipos que antes mencionamos y solo tendríamos que coincidir en las posesiones largas por su abrumador dominio, pero es otro estilo y también enamora cuando aprendemos a verlo y cuando disfrutamos su velocidad, precisión y eficacia frente al arco.
Y no es cuestión de enumerar resultados y agregarle números y estadísticas a este escrito. No. Quisiera hacerlo desde la convicción y el gusto. Es fácil consultar numeritos y hablar de partidos invicto y partidos ganados que son muchos, es cómodo hablar desde el numero de goles y más cómodo aun revisar el tablero de la exigente Premier League para sustentar el concepto.
Pero no. Quiero hacerle un homenaje al fútbol. Al fútbol que juegan los “Reds” de Klopp. Orden, disciplina, un espectacular estado físico, un delicioso sistema táctico variable y por encima de todo la convicción del jugador en el discurso del técnico.
Klopp está claro que es un técnico en toda la expresión del termino. Desde el Borussia Dortmund cuando se presentó en sociedad a nivel internacional, luego de su prolongada carrera como técnico en el Mainz. Ha demostrado que como entrenador y como técnico construye donde llega y edifica estilo con objetivos.
Este Liverpool del que hoy tanto hablamos y que creo encumbra a Klopp como el mejor técnico del Mundo es un equipo agradable de ver que combina justamente el gusto con los resultados. Y no es el gusto elegante de los “violines” que tocaba el Barca, tampoco son los “tambores” del Madrid de Mourinho. Combina elegancia con contundencia y la sorpresa lleva a la efectividad.
Se construye desde lo práctico y ha ido encontrando los interpretes adecuados para su fútbol sin dejar de acomodar en algunos casos ese fútbol al estilo del futbolista. Por eso le creen. Está alejado de los “fórceps” tácticos, respeta la técnica individual y con orden construye un colectivo lleno de fortaleza mental que alcanza y alcanza resultados.
Los equipos de Klopp y este Liverpool en particular se construyen como debe ser partiendo de un arquero “que deje dormir tranquilo”. Allison es un brasileño con más facha de noruego perdido en el Amazonas que siempre responde. Su estatura y reflejos son garantía. Recordemos que a Klopp y al Liverpool se le escaparon objetivos por falta de meta o culpa de Karius.
Hoy de esto no padece el Liverpool gracias a Allison. El fondo del equipo es la base del funcionamiento. Dos centrales con estatura y muy buena técnica. Van Dijk, es hoy el mejor central del mundo y lo acompaña por estos días las ingles Gomez ante la ausencia por lesión de Matip.
En Van Dijk comienza el fútbol del Liverpool. Él distribuye y orienta la salida, él decide cómo salir y donde descargar cuando se tiene la pelota y él es el bastión defensivo de último recurso cuando el equipo recibe un ataque.
Otro elemento clave del fondo es el uso de sus laterales. Dos chicos que se prodigan en velocidad y técnica con el balón y mucha fuerza sin la pelota cuando regresan. Alexander Arnold por derecha y Robertson por izquierda se caracterizan no solo por su profundidad sino por los cambios constantes de orientación buscándose entre ellos para desacomodar al rival.
El medio campo, casi siempre de tres, cuenta con Henderson, Fabinho, WIjnaldum, Keita y Milner, siendo los dos últimos los más sacrificados por razones de sistema, pero obedientes en las rotaciones. En ocasiones recurre a un comodín de enormes condiciones como Oxlade-Chamberlain o al ya veterano Adan Lallana. Todos cumplen, nadie desentona. Todos son felices.
La movilidad y el panorama de Wijnaldum apoyado en el empuje de Henderson llevan el equipo hacia los tres talentos de ataque que son casi intocables para Klopp mientras estén bien físicamente. Mo Salah, Firmino y Mane se encargan del último tercio de un colectivo contundente y profundo que busca siempre con transiciones o con posesiones de buscar sorpresa acompañada con gol. El poder del belga Origi y ahora el japonés Minamino son sus opciones de movilidad en el ataque.
Revisamos y no hay súper figuras, ni galácticos, pero verlos en el campo es un delicatesen. Son hoy por hoy una cátedra de fútbol para mostrarle a los chicos. Son, en este presente, el mejor equipo del Mundo.