“Algo disfuncional es aquello que no funciona como corresponde, que no cumple adecuadamente su fin por alguna alteración física, química o conductual” …
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En la revisión semántica de algunos términos encontré la definición que hacia rato buscaba para poder identificar en conceptos a la Liga MX. Disfuncional: por su alteración a las conductas que deberían marcar hacia un norte y terminan cada día dando bandazos sin destino alguno. Eso creemos algunos, pero quizá desde la “disfuncional” mentalidad de su presidente o directivos la conducta y el comportamiento de la Liga sea ejemplar y quienes terminamos siendo disfuncionales somos sus críticos.
Lo cierto es que cuando ponemos en perspectiva temas puntuales como la disciplina y el seguimiento a determinadas conductas de jugadores, la multipropiedad respaldada por la cúpula dirigencia del fútbol mexicano, la abolición del ascenso y el descenso, el pacto de caballeros, la venta de franquicias estimulando el desarraigo y ahora las investigaciones de la Unidad de Inteligencia financiera por sólo enumerar algunas de las “anomalías” con las que convive la Liga MX, nos damos cuenta que algo (o mucho) anda mal.
Se pretenden sociedades y acuerdos que beneficien económicamente al fútbol mexicano apoyados en la seriedad organizativa de la MLS y en el seguir explotando el sentimentalismo de más de 40 millones de mexicanos que habitan en los Estados Unidos y que se convierten en una poderosa economía que factura en dólares.
Es el derecho normal a una libre empresa desde lo legal y es válida esa sociedad deportiva, comercial y futbolística que aumentara la cuota de espectáculo, pero ya que se sientan en la misma mesa a copiar moldes con culturas diferentes, porque de paso no revisan los comportamientos de la MLS en determinados puntos que harían mejorar la Liga MX desde su calidad hasta su imagen y respeto.
Cómo se deben manejar situaciones difíciles dentro de los equipos con jugadores que no respeten el marco legal o los reglamentos internos es algo que la Liga MX debería también copiar. O recordemos el caso del argentino Brian Fernández quien llegó de Chile (Unión La Calera) al Necaxa de México después de haber vivido el drama de la adicción. En México jugó un gran torneo y de paso confesó públicamente su problema con las drogas. Lo anunció en abril del 2019 y en mayo luego de una suspensión por indisciplina el equipo mexicano calladito se lo vendió a Portland Timbers antes de una nueva recaída que le significó al jugador ser literalmente expulsado de la liga de los Estados Unidos por faltar al reglamento del programa de la rehabilitación a las drogas.
Primera conclusión, La Liga MX prefirió callarse y no tratarlo, rápido venderlo y el problema pasa a ser de otro después de cobrar la transferencia.
Podemos seguir enumerando casos, Renato Ibarra, notable extremo del Club América y de la selección ecuatoriana agrede a su pareja. Acusaciones de agresión, violencia de genero y feminicidio con posterior y negociado perdón que lo deslinda de lo legal, pero su equipo decide darle cabida en su plantilla sólo por ser un “activo del Club” como si lo moral no tuviera valores en la sociedad futbolera.
¿Notan la diferencia entre la Liga MX y la MLS? En una privó lo moral, en la otra lo económico, mientras en la MLS en una semana cargada por protestas contra el racismo y la brutalidad policial, la esposa de un jugador del Galaxy de los Angeles Aleksandar Katai (Tea) publicó insultos racistas, el club de inmediato rescinde el contrato del jugador por no tener lugar en un Club que combate frontalmente el racismo y la discriminación… Así se actúa.
Y no vayamos más lejos. Hace solo días la MLS comunicó oficialmente que el portero mexico-americano del FC Dallas, Jesse González fue suspendido de toda actividad con la liga, mientras concluye una investigación que reportó el departamento de Policía de Frisco, Texas que alega incidentes de abuso domestico.
Se actúa en concordancia con la ley y con la moral, se priorizan los valores, se enaltece la liga y se genera una línea de confianza y crédibilidad en todos los estamentos. Eso también debería copiar la Liga MX, no sólo el modelo de revalorizar franquicias que muy bien funciona en Estados Unidos. La Liga MX es una liga respetable e histórica en América, pero debe entender que México y Estados Unidos son dos culturas diferentes y que ninguna puede ser una traducción de la otra.