Managua (EFE) – El deporte está prácticamente paralizado alrededor del mundo debido a la pandemia del coronavirus, pero en Nicaragua la situación es muy distinta ya que hay un mandato del Gobierno Central de no interrumpir las actividades deportivas por considerar que la medida es innecesaria.
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En medio de la pandemia, la semana pasada fue inaugurada la Serie de Béisbol del Caribe de Nicaragua, en la que participan 13 municipios, y entre denuncias por la supuesta aplicación de sanciones al club que se negara a participar, más una multa de $600 dólares.
La Liga Primera, máximo nivel del fútbol nicaragüense, también continuó con sus cinco partidos por jornada, aunque todos se juegan a puertas cerradas.
Los jugadores del Diriangén, el club de fútbol más tradicional de Nicaragua, disputaron con mascarillas su primer encuentro a puertas cerradas, lo que algunos interpretaron como protesta ante la negativa de las autoridades a detener la competición.
El Campeonato Nacional de Boxeo Superior, que cuenta con 17 equipos, tampoco fue detenido y el sábado por la noche se desarrollaron las carteleras en al menos tres provincias de Nicaragua, aunque con poca afluencia de público.
Otras actividades deportivas que se cumplen con normalidad en Nicaragua, y que son promovidas por el Gobierno, son las artes marciales mixtas y los campeonatos escolares.
Hasta ahora únicamente se han suspendido los torneos nacionales infantiles “A” y “AA”, que estaban programados para abril próximo.
Aunque Nicaragua es uno de los países que menos casos ha reportado de la CODIV-19, el temor es generalizado entre sus habitantes ya que el Gobierno brinda poca información sobre la propagación de la pandemia y no ha implementado medidas sociales de prevención.
Las autoridades nicaragüenses sí han informado de que mantienen “monitoreo y vigilancia” del virus en el país y han recomendado prácticas personales de prevención.
Ante la falta de acción gubernamental en términos sociales, los nicaragüenses han decidido informarse a través de redes sociales y medios de comunicación internacionales, y seguir las recomendaciones emitidas directamente por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).