El boxeo como cualquier otro deporte está lleno de historias y de dinastías. Claro, no todas con el éxito deseado, ya que luego de gran campeón siempre habrá una vara muy alta para sus nuevas generaciones.
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Si bien dicen que lo que se hereda no se hurta, casi nunca ha existido la casualidad de ver al hijo de un gran campeón subirse al podio de los consagrados.
Sin embargo, en el boxeo como una cosa curiosa sí ha funcionado a la inversa, es decir, de un boxeador promedio sí ha surgido un hijo campeón, tal es el caso de Félix Trinidad Sr. quien luego de una carrera discreta vio como su hijo “Tito” se convertía en el ídolo boricua del pugilismo.
De igual forma, el mexicano José Morales, rápidamente se encontró con que subirse al ring no era exactamente lo propio y se dedicó a entrenar a sus hijos, quienes fueron campeones del mundo, principalmente, Erik “Terrible” Morales, que es recordado como uno de los mejores boxeadores aztecas en la historia.
Quizá el caso que más le duele a los mexicanos es el de Julio César Chávez, quien luego de convertirse en el mejor campeón de su época, vio a sus dos hijos heredar su apellido y su fama en el boxeo, pero no precisamente sus habilidades.
Ni Julio César Chávez Jr. y menos Omar Chávez han podido igualar las hazañas de su padre y al contrario lo han llevado de desilusión en desilusión.
Si bien “Jr.” fue el primer campeón mexicano de los pesos medianos, nunca triunfó en los combates importantes ante figuras como Sergio “Maravilla” Martínez y Saúl “Canelo” Alvarez y más reciente ante Daniel Jacobs, además de ver envuelto en polémicas fuera del ring.
Para Omar sus choques frente al hermano del “Canelo” y ante el hijo del “Maromero” Paez fueron lo más destacado en su historial.
Carlos Zárate
Uno de los boxeadores con mejor pegada en la historia del pugilismo mexicano fue Carlos Zárate (66-4-0), quien tuvo la racha de nocauts más larga de la historia con 28 al hilo. Fue campeón en las 118 libras y sumó grandes combates ante los mejores rivales de la época como su compatriota Lupe Pintor o bien el boricua Wilfredo Gómez.
Su hijo “Carlos Jr.” se retiró en el 2014 con una buena marca (21-1-0), pero sin haber disputado alguna vez un campeonato del mundo.
Ricardo ‘Finito’ López
Ricardo López es el gran monarca mexicano en los pesos pequeños de donde se retiró sin conocer la derrota luego de 51 victorias y un empate.
El “Finito” sostuvo grandes peleas frente al japonés Hideyuki Ohashi a quien arrebató el peso paja en 1990 y ante Will Grigbsy, a quien le quitó el fajín minimosca.
Sin embargo, se le conoce por su gran rivalidad con el nicaragüense Rosendo Alvarez, a quien enfrentó en dos ocasiones. Su hijo, Alonso López, heredó su apodo, pero no su carrera y dijo adiós al ring también invicto luego de 16 peleas (13 victorias y tres empates).
El ‘Maromero’ Páez
Jorge ‘Maromero’ Páez fue el boxeador más excéntrico de su generación. Fue campeón de las 126 libras en la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y se midió ante los grandes rivales de la época incluyendo a Oscar de la Hoya.
Sus hijos Jorge y Azriel Páez probaron suerte en el pugilismo sin mucha suerte. El “Maromerito” solamente alcanzó a disputar algunas peleas frente a los hijos de los rivales de su padre y ganó un título juvenil del CMB. El más pequeño se fue de los encordados luego de siete peleas profesionales.