Luego de más de seis décadas en que la población cubana apostó por un nuevo modelo económico impulsado mediante sus representantes en el gobierno, el panorama resulta muy distinto de lo que se esperaba. Las carencias que se viven en la isla caribeña hacen que la vida de sus habitantes sea cada vez más complicada de sobrellevar.
Bajo estas condiciones, cuando se presenta la posibilidad de abandonar su país, un gran sector de cubanos opta por hacerlo. Incluso varios de sus destacados atletas aprovechan las giras deportivas que realizan por el extranjero para desertar, como es el reciente caso del futbolista Yasmani López, quien luego de disputar un partido frente a México, en la Copa de Oro 2019, se fugó del hotel de concentración en que se alojaba la selección cubana.
Este nuevo episodio trae a la memoria otros casos de atletas cubanos que han seguido la misma estrategia.
Previo a los Juegos Panamericanos de Brasil, en 2007, los pugilistas Erislandy Lara y Guillermo Rigondeaux también se fugaron de una concentración.
Durante el Campeonato Mundial de Rusia 2013, el velocista Orlando Ortega, especialista en la prueba de 110 metros vallas, huyó de la concentración de su equipo para luego refugiarse en España, donde adquirió la nacionalidad.
Otro capítulo fue el del bicampeón olímpico de boxeo Robeisy Ramírez, quien abandonó la sede en que se encontraba la delegación cubana previo a los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe que se realizaría en Barranquilla, Colombia.
No obstante, una de las desbandas más grandes de una delegación cubana se produjo en los Juegos Panamericanos efectuados en Toronto, Canadá, hace cuatro años. Por aquellos días, cuatro remeros y dos clavadistas aprovecharon que la delegación cubana se encontraba hospedada en Ontario. Ante la cercanía con la frontera estadounidense, el grupo de deportistas se armó de determinación para abandonar al resto de sus compañeros.
La lista de atletas cubanos que han desertado todavía es mayor, pero no tan grande como la ilusión de un amplio sector de una población ávida porque se presenten mejores condiciones de vida en su propia tierra para no verse obligados a buscar nuevos horizontes.