Cuando se habla de la legendaria carrera de Michael Jordan en los tabloncillos no puede faltar alguna mención sobre su aventura en el béisbol con los Chicago White Sox en el 1994.
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Durante la popular serie “The Last Dance” se tocó el tema de su incursión en el diamante desde sus razones por hacerlo y lo que quizás pudo haber sido y que al final no fue.
Luego de ganar su tercer anillo de campeonato seguido con los Chicago Bulls, comenzó a tomar auge la posibilidad de que Jordan anunciaría su retiro, algo que se convirtió en realidad el 6 de octubre del 1993.
En aquel momento Jordan indicó que el asesinato de su padre tres meses antes y la falta de motivación influyeron en su decisión, pero luego se supo que tenías deseos de probar suerte en el diamante a los 31 años y lo había discutido con su padre ante de su muerte.
“Estábamos debatiéndolo, él y yo, estábamos debatiendo sobre el jugar béisbol”, dijo Jordan en el programa que se transmitió por ESPN. “…’Quiero ir a jugar béisbol. Estoy pensando en retirarme y quiero ir a jugar béisbol’… Y él estaba diciendo ‘Hazlo, hazlo’ porque él fue quien me llevó a jugar béisbol”.
La decisión de Jordan y su firma por los White Sox trajeron consigo muchas críticas, mofas y excepticismo. Para algunos era simplemente un capricho del basquetbolista y otros decían que era un truco publicitario de los White Sox.
No podemos obviar mencionar la famosa -o infame- portada de la revista Sports Illustrated que se publicó en pleno entrenamiento primaveral con una foto de Jordan haciendo un desencajado swing acompañado por el titular “Bag it, Michael! (Olvídalo, Michael) y un sumario que decía: Jordan y los White Sox están avergonzando el béisbol”.
Jordan admitió en “The Last Dance” que se sintió ofendido y molesto por la portada ya que nadie de la revista habló con él para la historia que fue una burla y crítica a su cambio de deporte. Desde entonces no ha concedido entrevistas a la revista y tampoco ha autografiado una de las tantas portadas en las que ha salido en Sports Illustrated.
“Nunca fui entrevistado para eso”, dijo Jordan en el documental. “Salieron a criticarme. Sin entender cuál era mi pasión en ese momento. Si tenías una pregunta, pregunta. Y luego, si quiere escribirla, entonces escríbala. Está bien, no hay problema, esa es su opinión. Pero no me importa lo que la gente haga. Esto es lo que quiero hacer. No estoy haciendo lo que creen que debería hacer. Mi padre ya me dijo que estaba haciendo lo correcto, y lo hice”.
La realidad es que Jordan se defendió bastante bien en el diamante. Su carrera profesional inició en Doble A porque los equipos de menor nivel de la organización no contaban con las instalaciones y capacidad para lidiar con el círculo mediático que traería la figura de “MJ”.
Jordan en su primer año con los Birmingham Barons bateó .202 con tres jonrones y 51 carreras impulsadas en 127 partidos a pesar de que no había jugado béisbol durante más de 16 años. Luego en la Liga Invernal de Arizona bateó .252 con los Scottsdale Scorpions.
El bajo promedio, sus deficiencias defensivas y falta de sapiencia de juego no fue lo que puso fin a su carrera como béisbol. Fue la huelga del 1994 que se extendió a la primavera del 1995 que dio traste a su carrera ya que Jordan evitó encontrarse en la situación de convertirse en uno de los llamados jugadores de reemplazo o rompehuelgas.
Días después con un escueto comunicado dijo, “I’m Back” y regresó a la NBA para tomar las cosas donde las dejó y ayudó a los Bulls a ganar otros tres campeonatos.
Ahora, ¿pudo haber llegado algún día a las Grandes Ligas?
Es una pregunta que nunca tendrá una respuesta y sólo podrá especularse sobre ello, pero Terry Francona, manager de los Cleveland Indians y quien dirigió a Jordan con los Barons, consideró que sí tenía posibilidades.
“Lo tenía todo. Habilidad, aptitud, ética de trabajo. Siempre fue muy respetuoso con lo que estábamos haciendo y considerado con sus compañeros de equipo”, dijo Francona en “The Last Dance”. “Creo que con otros 1,500 turnos al bate, lo habría logrado”.
Creo que Jordan se hubiese tomado una tacita de café en las Grandes Ligas como el 25to jugador en el roster y especialmente por el hecho de que el dueño de los White Sox, Jerry Reinsdorf, también era el propietario de los Bulls. En septiembre, los rosters también se ampliaban para darle oportunidad a los prospectos lo que hubiese sido otra puerta de entrada al mejor béisbol del mundo.
Al final, fue mejor que regresara a las canchas del baloncesto ya que amplió su leyenda en un deporte que dominó como pocos han hecho. Ese no hubiese sido el caso con el béisbol donde hubiese sido un ave de paso y sin oportunidades de igualar la grandeza lograda en su otro deporte.