Betirri es un artista mexicano nacido en Puebla, México. Quizá hayan visto algunas de sus pinturas, en las que, generalmente, aparecen deportistas sobre un fondo sólido. Bueno, mejor dicho, “no aparecen”.
Puede parecer un poco confuso escrito en palabras. Verán, para que pueda entenderse, Betirri dibuja el uniforme del jugador flotando en el aire, como si el deportista se hubiera volatilizado. Repite este patrón numerosas veces a lo largo de su obra, pero ¿por qué?, ¿con qué fin?
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Como ocurre con todos los artistas, es necesario bucear antes en su biografía. Betirri nació en México y en 1997 se mudó con su madre y sus dos hermanos a Houston, Texas, donde reside actualmente. Se licenció en Arquitectura en el Gerald D. Hines College of Architecture y en Bellas Artes en la Universidad de Houston y lo más espectacular de todo, también en Castiglion Fiorentino, Italia, donde tuvo la oportunidad de experimentar y abrazar la grandeza de algunos de los más grandes artistas del mundo.
Con todo esto, vemos que se trata de un artista formado, que ha dedicado tiempo y esfuerzo a amueblarse la cabeza. Sin embargo, ¿ha gustado?
La respuesta es sí y mucho. Betirri ha tenido la oportunidad de exhibir su trabajo a nivel mundial, incluyendo ciudades como Nueva York, EE.UU. (2013), Río de Janeiro, Brasil (2014), Miilan, Italia (2015), Vancouver, Canadá (2015), Puebla, México (2016). Betirri ha sido comisionado para trabajar en proyectos con Reebok-Brasil, la Liga Mayor de Fútbol y la NFL.
Su serie más conocida “The Futbol Series” busca retratar la belleza inherente a este deporte de masas. Desde luego, se trata de un punto de vista poco común en el arte, algo que es de admirar. Tal y como dice en su página web, Betirri pinta el fútbol porque cree en él, en su belleza y su potencial desenfrenado, en su larga y venerada tradición y en su poder cautivador para unir y conmover a la gente del mundo.
Y ahora, volvamos a donde lo dejamos ¿por qué jugadores sin cuerpo? Pues bien, él lo deja claro en su página web. Dice que, de esta forma, y al no retratar a ningún jugador real, la obra permanece atemporal.
Lo cierto es que esta explicación podría ser tan válida como cualquier otra. El artista no tiene por qué molestarse en explicar nada. Velázquez no explicó sus Meninas y Picasso tampoco explicó el Guernica. Esto es porque el arte, en sí mismo, carece de fin. No es práctico. En sí mismo, no sirve para nada. No lo digo yo. Lean a Gombrich, si quieren cerciorarse.
Lo cierto es que la propuesta de Betirri es muy interesante, atrevida y sobre todo, muy original. No es común pintar estas cosas. Lo que es admirable es que, en un mundo donde proliferan artistas que no tienen nada que aportar, Betirri se haya hecho un hueco con una voz propia. Les animo personalmente a visitar su página web betirri.com. No quedarán arrepentidos.
